015 - Maléfica

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

La tensión es tanta que podría cortarse con un cuchillo.

Los soldados tienen arcos, ballestas, lanzas, espadas, redes, cadenas, porras, todo de hierro.

El rey mira hacia nosotros con un odio tangible y con los ojos inyectados en sangre, la reina, aunque su odio hacia nosotros es igual, por otro lado parece deseosa de que empiece la pelea.

- ¡Hija ven hacia nosotros! -grita Stefan acercándose un poco acompañado de sus soldados.

- ¡Stefan detén esta estupidez! -gritó en respuesta a sus gritos- ¡Apenas empieces a atacar haré que los muros se acerquen hasta que pares!

- Rey Stefan -dice Ingrid parándose a su lado-, no sucumba a las amenazas. Los tenemos rodeados y no tienen forma de escapar.

- Aún así parecen acobardados -dice Maléfica riéndose.

- ¡Padre! -dice Aurora adelantándose-, ellos me salvaron, fui envenenada por alguien…

- Pobre pequeña -dice la reina fingiendo preocupación -, debieron hechizarla para que los apoyara.

- ¡No es así su Magestad! -grita Aurora.

- No le digas que está intentando -dice Maquiavelo-, su intención es matarnos y no razonar.

Aurora parece querer decir o hacer algo pero se abstiene.

- Entonces Stefan -dice Maléfica seriamente- ¿Eliges pelear y llevar sus reinos a la perdición o rendirte y velar por el bien de sus reinos?

- El bien de nuestro reino -dice Stefan lentamente -, es que ustedes mueran ¡Fuego!

Rápidamente, con más ansias terribles, todos los soldados atacan sin importarles mucho que la princesa esté aún junto a nosotros.

Sin perder tiempo construyó una cúpula de roca y nos elevamos poco a poco.

- Maquiavelo -digo llamando su atención - ¡Lleva a Aurora al Páramo y…! -digo volteando a verlo muy serio- ¡No… se… salgan!

- Entiendo padre -dice pensando un poco antes de responder - aún no soy tan fuerte para enfrentarlos, más con sus armas a distancia.

- No eres débil -dice Maléfica -, ninguno de nosotros lo cree, pero debes llevarla a un lugar seguro y vigilar el Páramo, si están haciendo esto es porque cree que pueden matarnos.

Nuestro hijo asiente y toma a Aurora entre sus brazos, la princesa solo nos mira pero no dice algo para disuadirlos de atacar.

- Madrina… padrino… -dice al fin algo decaída- por favor no mueran y regresen con nosotros.

Solo asentimos y les indico que salgan volando en cuando abra el domo, tres segundos después nos quedamos solos Maléfica y yo.

- Te cubriré con magia para repeler el metal -le digo a Maléfica lanzándole magia sin que pueda objetar.

Cuando estamos listos, tiro la cúpula haciendo que los fragmentos golpeen a los soldados, ya no hay compasión, hoy los dos reinos aliados caerán.

Con la protección electromagnética que repele los metales, deshacernos de los soldados es fácil. Al ver que las armas no sirven, muchos optan por la lucha cuerpo a cuerpo, sin embargo por la envergadura de nuestras alas los picos en estás y los cuernos,  pocos pudieron acercarse lo suficiente para golpearnos, y los que lo hacen, al final acababan con una parte del cuerpo destrozada.

Somos más fuertes, más rápidos y más ágiles, cuando nos trataban de dar un corte doblamos nuestro cuerpo y golpeamos el rostro o el pecho, sumiendo la armadura en el proceso o hace endo un hoyo, detenemos sus golpes o los desviabamos y contraatacamos dejándolos en el suelo gimoteando.

El rey y la reina están desesperados dando órdenes confusas y contrarias mientras que el muro se acerca a su muralla con un ruido ensordecedor similar al de un derrumbe, el príncipe trata de luchar y sin problema me deshago de él clavando una estaca de piedra en su pecho.

- ¡Philip! -gritó la reina desesperada.

Ambos, padre y madre, ignorando la petición de que se quedarán atrás por parte de su generales, se lanzan en nuestra contra solo para que los elevemos.

- ¡Son unos monstruos! -grita  la reina Ingrid.

- Ustedes eligieron la guerra -digo sin importarme su mirada asesina.

- ¡Debí matarte cuando pude! -grita Stefan aún tratando de atacar a Maléfica.

- Nunca tuviste oportunidad -dice Maléfica y poco a poco una sonrisa cruel se dibuja en su rostro-, está protegida además denquebsupentus intenciones desde el principio…

Las risas malvadas salen sin forzarlas de nuestra boca y les soltamos para que su mandato se termine.

Mientras caen, el muro ya ha cubierto tan parte de sus reino y la gente ha huido a otras tierras, se terminó.

...

Continuará...

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Reencarnación en: MaleficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora