003 - Pequeño altercado

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

Mi relación con la pequeña chica alada ha ido mejorando a lo largo del otoño y ahora que estamos a las puertas del invierno casi no se me despega.

La gente del Páramo no me rechazo y sin esfuerzo me volví parte de ellos. Curiosamente aunque se puede decir que no trabajamos, las criaturas oscuras y nosotros somos considerados los protectores del Páramo y nos alimentan por eso. Una sociedad algo comunista, pero sinceramente no necesitan más.

Para evitar el percance de las alas de Maléfica en el futuro, me he encargado de decirle, que si bien los niños humanos pueden no ser muy malos, la codicia está presente en todos incluso en niños, pudiendo llegar a mentir, manipular y matar por un beneficio.

Curiosamente la pequeña Maléfica es muy curiosa y madura y me cuestiona de manera inteligente, pidiéndome explicaciones de lo que digo y el porque.

Por otro lado, para evitarme posibles diferencias, paseamos por el mundo humano por las noches y aunque no se matamos a nadie en este tiempo, dejamos noqueados a varios criminales, hombre y mujeres, además de algunos niños y niñas que golpeaban a otros, por suerte y desgracia vio como unos niños engañaban y robaban a la personas para su beneficio, le abrí un poco los ojos y decidí ser precavida incluso si en primera instancia parecen ser amables con ella.

Cuando inicia el invierno no hay ni siquiera un indicio de que alguien se acerque al Páramo, cosa que pasa al menos dos vez al mes, ahora solo nos quedamos viendo a la nada.

- ¿Podrías enséñame a hacer eso? -le pregunto a Maléfica cuando la veo hacer que una lánguida flor reviva.

- Claro, pero lo hago naturalmente y puede que no sea de mucha ayuda -responde algo apenada por la posibilidad de no serme de mucha ayuda.

Este tiempo ha tratado de ayudarme y enseñarme todo lo que podía, sin embargo siendo antes un adulto, pocas cosas podía enseñarme aparte de la supervivencia y lo aprendía muy rápido y se desanimaba por no pasar más tiempo juntos en algo que no fuera volar, pasear o jugar.

- Tu guia es mucho más que perfecta Maléfica -digo acariciando sus alas

La sonríe y pone una expresión en su cara como si quisiera escuchar más halagos, pero no soy tan lisonjero.

- Bien te ofreceré algo de mi tiempo -,dice riéndose mientras nos acomodamos cerca del lago.

- La magia se siente como la sangre que fluye por tus venas -explica después de pensar la mejor forma de hacerlo-, claro es imperceptible -agrega rápidamente, pero podemos botar el pulso.

- Entonces no la sentimos a menos que queramos usarla -digo aceptando su metáfora.

- Exacto - confirma contenta de que entienda-, es similar pero pronto el cuerpo y es más como una niebla densa con mayor concentración en el corazón y la cabeza.

- Ahora…-dice señalando una flor- ¡Revivela!

- ¿Cómo? -preguntó sin emoción ya que siempre es igual, explicación muy simple y práctica. En el camino me explica más cosas.

- La magia es emocional, imaginativa y algo lógica -responde levantando los dedos con una cara típica de profesora.

Haciéndole caso, me concentro en la flor: sus tejidos y estructura,su tallo, sus hojas… todo, trataba de sentir como era su estado actual y cómo nutrirlo y sanarlo. Concentrándome en la magia que estaba dentro de mi y la que flotaba en el aire, tratando de empujarlas hacia el interior.

La sensación es similar a cuando bebes algún té refrescante recorre tú garganta pero desde tu pecho hacia afuera desde todos los poros de tu piel, dependiendo la cantidad sin solo se dirige hacia tus manos, si estas están intentando crear la magia.

La flor poco a poco empieza a reanimarse, sus rosados pétalos vuelven a robar miradas dulces, su tallo se llena de pequeñas espina y reverdece al igual que sus hojas y demás estructuras.

- ¡Lo lograste Félix! -felicita Malefica- Solo te tomo todo el día.

Al ver hacia el cielo ese ya está pasando del naranja del atardecer al nocturno azul y negro.

- Fue gracias a tu consejo -digo algo avergonzado y alegre-, seguramente estaría una semana si lo intentaría yo mismo… gracias.

Antes de que diga algo vemos antorchas acercándose, son al menos una docena.

Maléfica y yo volamos hacia ellos.y veo en su mirada algo de preocupación.

- ¿Quienes son ustedes? -pregunta Maléfica descendiendo frente a ellos.

- ¿A qué vienen al Páramo? -pregunta serio pero es difícil que intimide por ser aún un niño.

Los plebeyos solo se ríen de nosotros. Apuntan sus cuchillos  hacia nosotros mientras algunos preparan unas cuerdas.

- No tendremos que explorar el lugar -dice el que parece ser el líder.

- Al ser tan grandes será difícil que escapen o que mueran de hambre al no comer las patatas.

- Aunque podríamos divertirnos con la niña -dice otra causando risas.

Esa frase despierta algo dentro de mi, no literal, fue como si el mundo se detuviera y una rabia tan intensa se apoderó de mí, tanta que no me parecía afectar, y me determine a acabar con ellos y no solo saltar en su contra como animal enfurecido.

Sin saberlo mi cuerpo se prendió fuego así mismo mientras que mis alas y cuernos perdían sus características y parecían hechas de fuego y liberaron ceniza y humo al moverse.

Antes de que reaccionaran, me lancé hacia ellos y mis alas les causaron unas quemaduras horribles con solo rozarlos, mis cuernos atravesaron a oro mientras mis manos rompían los brazos piernas y cuellos de los que quedaban.

Al acabar el fuego en mi cuerpo se apaga y caigo rendido, mi respiración era como si hubiera corrido hasta casi desmayarme, mis músculos tenías espasmos.

- ¡Félix! -grita Maléfica parándose a mí lado - ¿Estás bien?

Cuando trata de tocarme parece como si tocará el hierro, su piel se quema y se queja, aunque poco después se cura me siento mal y me alejo un poco. Ella sin embargo se acerca y me cubre no su magia para curarme, poco después me siento perfecto y el calor que sale de mi cuerpo ya es normal.

- Ya estoy bien -digo levantándome-, muchas gracias Maléfica y… perdón por quemarte.

- No sabías que pasaría -dice abrazándome sin miedo-, se que no me harías daño.

- Volvamos… -digo extendiendo mis alas y Maléfica me sigue al instante.

Cuando llegamos al árbol discutimos sobre mi magia y que al parecer es diferente a la suya que está más relacionada con la naturaleza y la vida misma. La mía por otro lado es más elemental.

De cualquier forma lo tendremos que comprar cuidadosamente.

...

Continuará...

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Reencarnación en: MaleficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora