✉𝘜𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢

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Esa mañana estaba más callada de lo normal, los pueblos estaban en un silencio solemne. Aun cuando todos estaban despiertos, nadie hablaba, nadie sabía nada de Juan después de lo de ayer. Pero por alguna razón algunos ya lo habían encontrado cerca de los portales, también vieron todo vallado, los edificios estaban con vayas con carteles del profeta.

El silencio pronto se convirtieron en deseos y preocupaciones, la calma antes de la tormenta. Drako claramente lo sintió así que preparo todo un bunker. Conocía la ira de ese hombre, no le importaba si tenía que llevarse su vida por delante para matarlo.

Miro el lugar, estaba todo listo cuando se escuchó el llamado del Profeta para ir al pueblo central. Esto no marchaba bien, nada bien.

—Dioses... No importa si me tienen que llevar a mí por delante, pero permitan que él se muera— pidió saliendo del lugar directo al pueblo central.

Al llegar vio todo un escenario armado en la parte de la entrada de la iglesia, Juan estaba junto al Profeta, pero su cara no mostraba felicidad, sus ojos reflejaban su inconformidad y su gran deseo de terminar todo. Pero también cariño por aquel hombre a su lado.

—Desgraciados inútiles, ayer colmaron mi paciencia; yo quería llevarme bien con ustedes, pero veo que es imposible. Lo que hicieron ayer es totalmente imperdonable, no solo me insultaron si no también insultaron a mi amado hijo. Ahora pagaran las consecuencias de sus actos, pagaran impuestos altísimos, los cobraran con sangre y sudor. Nos pagaran, las misas serán todos los días a todas horas, prepárense para el maldito infierno. — les dijo mientras los miraba de manera furiosa.

Con eso dicho todos se fueron, pero antes de cruzar el portal en sus comunicadores apareció un mensaje... Un mensaje de Drako

_-Todos al portal del pueblo verde-_

Claramente le hicieron caso y se fueron a ese lugar. Cuando llegaron Drako los estaba esperando con una mirada ansiosa.

—Primero que nada, acompáñenme— les pidió mientras caminaba delante de ellos.

Todo era muy misterioso, era un secreto que no sabían si querían descubrir. Entraron a la estación abandonada y vieron que había cofres, había camas, había de todo... Ahí mismo Drako les dijo el plan.

—Hay que atacar el santuario... Así debilitar los poderes de Juan...— les dijo con todo el dolor de su alma. — Traigan TNT, toda la que tengan, vayan directo al santuario— les aviso mientras los miraba acomodarse en las camas.

Y así lo hicieron... Todos trageron TNT y llenaron el lugar y cuando estuvo por tirar el fosforo prendido escucho los truenos, le ganaron de mano y con el contacto de un solo trueno todo exploto, el santuario dejo de existir.

— ¡Ustedes! — les grito mientras se acercaba. — ¡Qué hicieron estúpidos! — su enojo se notaba bastante cuando hablaba.

— ¡Lo que Drako planeo! — le grito Elisa mientras lo miraba enojada.

— ¡Ah, encima le hacen caso al idiota de Drako! — les grito.

Junto a él apareció el Profeta, lo escucharon hablar todos muy claro, les habían destruido sus casas, les habían destruido sus sueños, sus anhelos, sus hogares...

— ¡Vayan a ver sus estúpidas casa! — les grito Juan aun en su enojo.

Todos salieron corriendo, las reacciones en unísono fueron lo "mejor" de la situación.

Enojo, genuino enojo. Decepción, desesperación. Sus sueños rotos entre miles de fragmentos que eran sus hogares, cristales en los suelos, madera quemada, animales muertos...

Fake HistoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora