Caminaba de manera deprimente por el pueblo naranja... Si, naranja, ese día no quería ir al pueblo verde; se sentía realmente deprimido, no tenía ganas de toda la discordia que existía en el otro pueblo. Aunque en este pueblo existía una extraña paz que le permitía caminar tranquilamente y respirar profundamente así como reflexionar.
Este día fue la excepción, por algún motivo no dejaban de aparecer sus habitantes para decirle algo, mostrarle o simplemente hablar con él. Por algún motivo... Se empezaba a sentir querido por los pueblos, se sentía bien consigo mismo y sin miedos cuando estaba en esos pueblos.
Se tomaba siempre dos o tres horas para pasar por un solo pueblo, no le agradaba la idea de castigar a aquellas hermosas almas que lo ayudaban. Por más que quería completar esas horas todos los días en ambos pueblos siempre salía algo nuevo que le impedía seguir, aunque también había días donde lo traban mal y este les devolvía los malos tratos.
Pero ese día se sintió ahogado por tanta atención en el pueblo naranja, estaban muchas personas, pero demasiadas.
—Hija— paro a Elisa para preguntarle.
— ¿Si? — le dijo mientras se detenía.
—Emm ¿Por qué hay tantas personas hoy? — le pregunto suavemente mientras mira a todos lados.
— ¿Eso? Es que están celebrando a los recién llegados de ambos pueblos— le dijo mientras le daba una leve sonrisa.
—Oh, okey. ¿En qué puedo ayudar? — le dijo con un deje de ilusión.
—Vamos con Spreen y Tanizen para saber. Ellos son los que organizan— le dijo mientras esta vez hablaba con más emoción.
—Entiendo, vamos— le dijo para después seguirle.
Ambos caminaron mientras tenían una pequeña plática, aunque fuera pequeña era bastante variada de temas a tratar, como por ejemplo que tenían que hacer. Una vez llegaron a tienda de Tanizen estos entraron para hablar con él, cabe aclarar que la puerta se encontraba abierta.
—Tanizen, Spreen, traje ayuda— les dijo para después mirar a Drako.
—Emm, muy buenas tardes hijos— les dijo mientras les daba una pequeña sonrisa algo tímida.
—Hombre, sí que es buena ayuda con su altura— le dijo Tanizen mientras se giraba a verle.
—La verdad es que sí— respondió la persona que acababa de entrar.
Un oso con gafas, ese era Spreen.
—Bueno... ¿En qué tengo el agrado de ayudar? — les pregunto mientras los miraba.
—Necesitamos colgar algunas cosas, con tu altura terminaremos rápido— le dijo Spreen mientras ponía una mano en sus caderas. — Elisa te ayudara con los materiales para que sea más rápido.
Ambos se miraron, podían terminar rápido el trabajo.
—Entendido— le dijo Elisa, esta miro a Drako emocionada.
—Bueno, ¿Dónde decoraremos? — les pregunto a los dos.
—En la estatua del pueblo— hablaron al unísono los dos organizadores.
Tanizen les dio las cosas para decorar esa zona, ambos se retiraron para empezar ya mismo. Al llegar al lugar pudieron ver que ahí no había una sola alma, nadie a los alrededores; estuvieron decoraron un buen rato, aun no terminaban, cuando Drako preguntarle algo.
—Elisa...— le llamo.
— ¿Sí? — escucho de la contraría.
—Tu pareces ser de las chicas que tienen muchos sentimientos...— empezó diciéndole— ¿Tu podrás ayudarme con mis sentimientos? — le pregunto finalmente.
—Claro... Dime cuales— le dijo finalmente.
—Biyin me dijo que era amor, pero no le hablaba de esos sentimientos— dijo este, estaba levitando para poder decorar. — Es un sentimiento raro que se siente en mi pecho, es algo como que se rompiera— le dijo mientras se tocaba en donde se encontraba el corazón.
Elisa viendo esto se quedó sorprendida ¿Cuán grande tenía que ser la depresión de una persona para sentir ese gran dolor en su corazón? ¿Cuán grande era el sufrimiento de una pobre alma que vivía encerrada adentro de ese cuerpo? ¿Cuánto ansiaba ser libre?
Dio un fuerte suspiro tratando de dar luz a esas palabras, buscaba las palabras que se le habían perdido y trato de deshacer ese nudo que se le formo.
—N-no se cual sentimiento sea ese, perdón por no poder ayudarte— le dijo mientras le miraba a los ojos.
Esos ojos que gritaban un pedido de auxilio desesperado, pedían descansar para toda la eternidad. Se veía la gran tristeza que existía en esa alma, se veían los sueños que estaban rotos, que estaban hechos añicos... Esos sentimientos.
—Oh, entiendo— le dijo mientras miraba arriba. — Terminemos de decorar, si no se enojaran— le dijo mientras le daba una triste sonrisa.
—Si...— le susurro.
Pero por más presente que este en ese festejo por ella, su mente no lo estaba, su mente divagaba ante la posible triste historia de aquel hombre de sombrero verde, de uniforme verde esmeralda, de ojos cafés tristes. Aun cuando su mirada pedía a gritos ayuda su actitud dejaba claro que era fiel al profeta, pero no su alma deseaba libertad.
—Que confuso...— dijo en voz alta, a un lado de ella estaba Jabu.
— ¿Qué cosa? — le pregunto.
—Que confuso es Drako— dijo para girar a ver al anterior nombrado— sus ojos gritan un pedido de libertad pero su actitud grita fieldad al Profeta— dio otro suspiro en el día.
—Ese hombre es raro, pero por más raro que sea él también tiene una historia. Puede ser profunda o simplemente puede ser algo que te llene de coraje y te preguntes porque le toco a el vivir eso— le contesto Jabu para también el mirar a Drako.
—Tienes razón, solo espero solo sea un mal momento y no sea una historia donde quieras llorar por el— le comento para al final bajar la mirada.
—Por hoy... Olvídalo, festeja que hicimos esto por ti— le dijo para levantarse.
Aunque Elisa estaba indecisa de que hacer, al final decidió divertirse, después se preocuparía por ese hombre de ojos tristes. Aunque sin querer, eso hizo que este se sintiera peor, se sintiera la peor escoria por hacerla sentir mal. Otro problema más a su larga lista que sus débiles hombros llevaban.
Aunque nadie lo noto, realmente nadie lo noto y eso fue lo que más lo hacía sentir mal. Después de algún rato abandono aquella fiesta, tomo rumbo al pueblo central aunque cuando llego la iglesia estaba cerrada.
Genial, su suerte no podía ser peor, el profeta no solo se había olvidado de él, sino también lo había dejado afuera con la iglesia totalmente cerrada.
—Creo que no es mi día...— se dijo mientras se sentaba en las escaleras de la iglesia. — Ni mí mes, ni mi año. Pero, tal vez todo mejore, siempre puede mejorar— se repitió a sí mismo para taparse la cara con sus manos.
Se sacó su sombrero y dejo su cabello al aire, dejo que sus penas salieran a flote junto al viento que había esa fría noche.
—Dioses, si me odian, díganmelo mejor y no me hagan sufrir— pidió entre pequeñas lágrimas y gran dolor.
Esa noche durmió en el duro y frio suelo de la entrada del pueblo, así si pasaba un milagro lo matarían. Pensaba que era la única manera de ser libre en aquel horrible mundo.
![](https://img.wattpad.com/cover/331745614-288-k505428.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Fake History
Fiksi PenggemarUna vida de mentiras, mentiras tras mentira. Ya no sabía distinguir entre alguien bueno y alguien malo, una vida de maltratos y obediencia ciega. Tal vez todos tenían razón, solo lo utilizaba, era un simple objeto más o simplemente un arma sin valor...