Borrachera perfecta.

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Cuatrohoras.

Loque antes eran dos muchachos hablando tristes con un par detragos, ahora eran dos borrachos que acababa de terminar 18 botellasde licor entre los dos. Venezuela arrastró los pies hasta que estuvocerca del sirio para pedirle otro trago el cual el de medio orientetomo una botella y se la dio, agarrando sus botellas de whisky en lamano cada uno le dio un gran trago.


Vene te amo- dijo el árabe viendo allatino.

No me mientas se que me tienes lastima-hablo con voz triste dando otro trago a la botella.

Yo te amo y fui un idiota por no darmecuenta- dijo Siria esperando una respuesta por parte de su compañero.

Tu lo que eres un idiota poco hombre-al escuchar esas palabras el árabe de estrellas verdes se enojodando a entender que sus palabras eran serias.

¿No te he había dicho que te amo?-Venezuela quiere responder, pero un beso robado lo atrapa entre lamesa y el cuerpo del árabe que, luego de tenerlo atrapado contra sucuerpo y la mesa, comienza a acariciar su piel pasando de la ropapara tocar su piel; esta vez, aparta rápido la ropa superior dejandosu pecho desnudo; Venezuela trata de escapar pero, termina boca abajoen la mesa, a completa merced del country árabe que ahora besa ylame su espalda creando mordidas.

Poco hombre... abusando de un ebrio...-dice riendo, pero la ropa de sus pantalones cae y antes de que puedaescapar o lanzarle algo al sirio, siente como el miembro duro yhúmedo se empuja con fuerza contra su cuerpo ahogándolo en un doloragonizante pero placentero aun contra su desprecio. Sus ojos secierran, su cabeza cae y golpea contra la mesa mientras el movimientocomienza a mover las maderas de un modo lento .

¿Entonces? ¿No querías que te dijerate amo? Es lo que hago, espero no seas tímido. Te doy mi palabra deque te diré que te amo todas la veces que quieres- se burló,mordiendo el hombro del venezolano y empujando sus caderas con másinsistencia contra el cuerpo ajeno. Venezuela ahogo un gemido deplacer y dolor, girando hacia sus espaldas, encontrando al sirio quese encuentra concentrado en entregar placer al cuerpo ajeno...

¿Por qué... eres... tan poco...hombre?- se ahoga el latino, gritando con fuerza cuando aquel miembroha golpeado en su interior aquel punto que le hace ver una brumablanca por segundos. Su cuerpo pierde la fuerza para negarse a sersometido y ahora, simplemente, sin fuerzas para siquiera sostener sucabeza, comienza a disfrutar del acto.

¿Por qué? Porque me dices pocohombre- gruñe molesto el sirio, recostando de lado a Venezuela paratomar una de sus piernas elevándola a su hombro y continuararremetiendo.


Venezuela alcanza a sentir acaricias ensu piel, mientras que una de las manos del árabe se acerca

a acariciar su miembro en suavesestimulaciones; por otro lado, la boca de Siria se entretiene

lamiendo, chupando y mordisqueando conenojo la piel de Venezuela cerca a la pierna que tiene en su hombro .


¿Hace cuánto... haaaa haaaaa- suintento de pregunta es cortada, el movimiento se vuelve brusco, Siria se estaba divirtiendo al creartanto placer en el latino que le fuera imposible el formular una palabra concreta; aun así, trasescuchar una segunda vez la oración a medias, luchando por acabar,lo premia con una estocada más profundaque hace a Venezuela correrse y apretar su interior del mismo modo que se estaba volviendo adictivopara el sirio.

¿Hace cuánto que, no tengo sexo? Uff,llevo varias días... pronto cumpliré la semana si mis cálculos soncorrectos- menciona, como si fuera lo más natural del mundo.Venezuela niega ¿Cómo es que Siria podía ser tan brusco en elsexo?.

la inspiración de mis poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora