Capítulo 5

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Capítulo 5: Los días buenos pueden terminar mal.

No podía evitar echarle un rápido vistazo a su reloj, como si su mirada hiciera que el tiempo pasara más rápido, mientras intentaba torpemente enfocar su atención en sus pacientes.

Al menos lograba concentrarse a momentos.

Pero cada vez que recordaba sus ojos sentía que tenía la batalla perdida.

Aun así intento lo mejor que pudo mantener la cordura. Por Dios, apenas estaba conociendo a esa chica y estaba emocionándose demasiado. Parecía una especie de depredador salvaje que había andado por años en el desierto, y al fin había encontrado una presa.

Perturbador. Definitivamente tenía que dejar de pensar de esa manera.

Por eso intentó mantener la calma lo que restaba de su consulta, por más que le costara. Aunque no podía evitar que su mirada se desviara a ratos, buscando el reloj de pared, intentando que el tiempo le diera una buena noticia.Y cuando atendió al último paciente del día, justo cuando el reloj marcaba la 1:50 pm, no pudo evitar esbozar una sonrisa boba.

Después de despedirse amablemente de Irene salió disparada por el pasillo. Conociendo bien los consultorios del hospital, Bora estaría un piso más arriba de Siyeon, y sonrió al ver que no se equivocaba cuando, luego de subir las escaleras y caminar un par de metros más, encontró a su derecha una puerta con una pequeña y reluciente placa que mostraba "Dra. Kim Bora - Pediatra"

Tuvo que guardarse las ganas de llamar a la puerta.

Ubicó a la secretaria del pasillo, una señora entrada en años que se encontraba hablando animadamente con una de las enfermeras, y se anunció, para luego de un par de números marcados rápidamente en el intercomunicador y un breve intercambio de palabras, escuchar el leve chirrido que emitió la puerta del consultorio al abrirse.

Allí estaba otra vez, esa profunda mirada. Definitivamente ya le estaba tomando el gusto a esa mirada.

- Bora - pronunció suavemente Siyeon, mientras se apresuraba a llegar a su lado - Espero no interrumpir tu consulta.

- No, para nada - dijo Bora - Estaba terminando de ordenar algunas cosas. Terminé hace un par de horas. Quise ir a buscarte antes pero no sabía dónde estaba tu consultorio y no quería perderme por allí - confesó Bora, sonrojándose levemente.

- Abajo - se apresuró a decir Siyeon.

-¿Abajo? - preguntó extrañada Bora

- Mi consultorio. Está en el piso de abajo. Si necesitas algo no dudes en ubicarme allí. Ahora, creo que te debo un café ¿No es así? - preguntó juguetonamente Siyeon, esbozando una de sus mejores sonrisas.

- Así parece - afirmó Bora, aguantando la risa ante el gesto galante de Siyeon.

- Entonces marchando. Sígueme.

Las palabras de Siyeon fueron suficientes para emprender la marcha, marcha que Siyeon intentaba alargar lo más posible. Aprovechó el hecho de que tenían que bajar varios pisos para enseñarle un poco más a Bora las diversas áreas del hospital, acompañando su explicación con alguna que otra ocurrencia que lograba ser merecedora de una suave risa.

Era increíble como las palabras salían prácticamente solas, cuando Siyeon normalmente tenía que esforzarse para mantener una conversación elocuente con una persona que no conocía.

Pero por esa sonrisa... Qué no era capaz de hacer en ese momento por esa sonrisa.

Cuando llegaron a la cafetería, Siyeon se apresuró en escoger una de las mesas más apartadas de la entrada, en donde el bullicio del cafetín se hacía más calmado y podías mantener una conversación agradable sin tener que alzar la voz, encaminándose luego a ordenar en la barra, para reaparecer en la mesa con dos tazas humeantes de café.

You are my sickness [Suayeon]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora