Capítulo 25: Decisiones
Tomó aire profundamente, para soltarlo lentamente en un intento por calmarse.
Tenía aproximadamente veinte minutos en el estacionamiento del hospital, con el auto apagado y su maletín a la mano, intentando borrar de su mente las ganas absurdas de tomar su auto y salir de ese lugar con rumbo desconocido, manejando por horas, alejándose lo más posible de él.
Cada vez que lograba convencerse de que era su deber bajarse del auto y entrar en el hospital sentía que un puñetazo imaginario en su estómago la dejaba sin aire de manera bastante dolorosa, y le costaba un mundo respirar nuevamente sin acelerar su pecho.
En tremendo problema la había metido su corazón.
Sin pensarlo mucho tomó su maletín y salió del auto a la carrera, intentando que sus piernas no flaquearan mientras caminaba con paso firme hacia la entrada, cerrando el auto con el control de la alarma que se encontraba entre su temblorosa mano. Le rogó a su cabeza hacer caso omiso de las conversacionesde las personas que se encontraba en su camino, por miedo a oír algún fragmento que involucrara a lo acontecido el día anterior en la cafetería.
Estúpida cafetería. No quería volver a pisarla.
Manteniendo su compostura y respondiendo a los múltiples saludos que recibía con débiles sonrisas y movimientos de su mano, subió hasta el séptimo piso del hospital, en donde, según sus cálculos, debería encontrarse Handong.
Tenía que hablar con ella. Debía hacerlo.
Era eso o vivir dentro del hospital con una eterna crisis de ansiedad.
Con el eco de sus pisadas resonando en sus oídos llegó al final del pasillo, acercándose a una distraída secretaria que se sonrojó a horrores al verla tan cerca, apresurándose a levantarse de su asiento, como si estuviese presenciando a un capitán de la armada.
- Disculpe - musitó Siyeon suavemente, con un tono que podría hacer temblar a cualquiera - ¿La Dra. Handong se encuentra en su oficina?
- ¡Sí! - exclamó la secretaria, aun impactada por la presencia de Siyeon.
-¿Podría indicarle que necesito hablar con ella de manera urgente?
- ¡Por supuesto! Deme un segundo.
La chica recuperó rápidamente la compostura, para digitar unos números en el teléfono que se encontraba sobre el escritorio, anunciando la presencia de Siyeon en el pasillo. Luego de asentir un par de veces colgó el teléfono, dedicándole una sonrisa tímida.
- La Dra. Handong la está esperando - le indicó la chica a Siyeon, invitándola a pasar a la oficina de Handong.
Murmuró un débil y sincero gracias antes de dirigirse hacia la puerta del despacho de quién era una de sus mejores amigas, llenándose de valor y entrando en la espaciosa oficina.
Uno de los beneficios de ser la directora del hospital era la amplia y muy bien decorada oficina que venía incluida con el cargo. El despacho de Handong se encontraba bien iluminado por la luz natural, aunque ciertas fuentes artificiales graduadas hábilmente le daban un ambiente a la oficina mucho más acogedor, con sus mullidos muebles y el inmenso escritorio de madera pulida en el centro de la misma.
Handong se encontraba tras el mismo, apresurándose a levantarse de su silla al ver a Siyeon entrar.
Se disponía a acercarse con preocupación cuando la seriedad de la voz de Siyeon hizo que se detuviera en seco.
- Handong, tengo que hablar un asunto de extrema seriedad contigo - dijo Siyeon, mientras tomaba asiento en una de las sillas ubicadas frente al escritorio.
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You are my sickness [Suayeon]♡
De TodoLos largos pasillos del hospital y las incontables guardias nocturnas eran el día a día de Siyeon. Con apenas tiempo para descansar, podría decirse que había descuidado su vida personal para dedicar ese tiempo extra en ayudar a los demás, pero todo...