Epílogo

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Epílogo

La suave brisa era un excelente bálsamo para el calor infernal que se sentía esa mañana de verano, haciendo que sus cabellos ondearan suavemente con el viento mientras intentaba, con una pequeña vara, avivar el fuego de los carbones en la parrillera. Poco a poco el placentero olor a carne asada inundó el lugar, despertando el apetito de aquellos que ese día se encontraban descansando tranquilamente en el inmenso patio de la casa de Siyeon. Tranquilamente, entre comillas.

Un montón de niños corriendo de un lado a otro intentando salpicarse con pistolas de agua sin duda alguna no encajaban perfectamente entre la definición común de tranquilidad, pero ella se sentía tranquila.

A pesar del endemoniado calor se sentía tranquila.

Intentó girar las piezas de carne que se encontraban a su cargo con la pinza destinada para tal fin, cuando un par de manos rodeando su cintura la hicieron sobresaltarse ligeramente. Algirar la cabeza un par de ojos azules le devolvieron la mirada, visiblemente divertidos por su reacción.

- Hey - exclamó suavemente Siyeon, mientras le dedicaba una sonrisa a su acompañante.

- Parece que estamos un poquito sensibles por acá - comentó Bora, alzando una ceja pícaramente.

- Pórtate bien - la reprendió Siyeon intentando con todas sus fuerzas aguantar la risa.

- Siempre me porto bien - refutó Bora, con un pequeño puchero que hizo que sus esfuerzos por no reírse fuesen en vano.

-¿Segura? - preguntó Siyeon, poniendo la pinza a un lado y girándose para quedar frente a Bora

- Completamente segura - contestó Bora, sonriendo ampliamente.

¿Cómo no podía sentirse tranquila así?

Bora aprovechó la nueva posición de Siyeon para ponerse de puntillas y plantarle un casto beso a la rubia en la mejilla, que no sabía si era el calor de la parrillera el que había hecho que la temperatura en su rostro aumentara unos cuantos grados. Entre risas entrelazo sus dedos con los de Bora, sintiendo el ligero roce del delicado anillo que portaba la cobriza en su dedo anular.

Exactamente como el que Siyeon portaba en su dedo.

- Te amo, Lee Siyeon - murmuró Bora, disfrutando del suave roce de la mano de Siyeon.

-Yo también te amo, Kim Bora - contestó Siyeon, mirando a Bora solemnemente, con sus ojos borgoña brillando de felicidad.

- ¡Dejen de besuquearse! - exclamó una voz conocida.

El comentario fue precedido por una multitud de risas, mientras Siyeon dejaba escapar un gruñido de frustración.

Minji, arruinando sus momentos románticos desde tiempos inmemorables.

- Ve con ellas - le dijo Bora, mientras tomaba la pinza que minutos antes manipulaba Siyeon - Yo me encargo de esto.

-¿Segura que no necesitas ayuda? - preguntó Siyeon - Has pasado todo el día con Yoohyeon y Dami preparando pasteles.

- Tranquila - contestó Bora con una sonrisa - Anda. Ya les haces falta - añadió, saludando con la mano a un grupo de chicas que se encontraban sentadas bajo la sombra de un gran árbol.

Siyeon le regaló a Bora un corto beso en la mejilla antes de dirigir sus pasos hacia el árbol, casi tropezando con una pequeña rubia que corría persiguiendo a una chica peliplateada para intentar mojarla con su pistola de agua.

- ¡Hyein! - la regañó cariñosamente Siyeon - Ten cuidado. Te vas a caer.

- ¡No te preocupes mamá! - exclamó Hyein con una amplia sonrisa marca Kim - ¡Hey! - dijo, mientras trataba de ubicar a la chica - ¡Espera!

You are my sickness [Suayeon]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora