Amor

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Para Harry fue relativamente fácil vivir con el hecho de que el alfa sultán lo estaba cortejando, solo hay un pequeño problema, los sultanes no cortejan a los omegas, de hecho eso estaba prohibido que los alfas sultanes cortejen, porque eso significa que el alfa solo pertenecería a un solo omega, y eso no era bueno, pues necesitaba varios hijos por si uno de ellos moría, necesitaban asegurar el poder del imperio otomano.

—Omega— uno de los sirvientes le hizo una pequeña reverencia, Harry se quedó confundió, ambos omegas lo miraron, y rápidamente hablaron— El sultán nos ordenó que estemos a su servicio.

—Okey— dijo el omega tomando a Mustafá en sus brazos, la verdad que le encantaba tener al bebe en sus brazos—Vamos al jardín— ambos omegas comenzaron a seguirlo, esperando que el omega les ordene cargar a Mustafá, pero vieron que no era necesario y solo fueron detrás de Harry.

Harry camino, ahora tenía un aura un poco más poderosa, logro deshacerse de la madre sultana, y del omega favorito del alfa, solo tenía que conseguir ser el único para el alfa y todo estará bien, aquellos barbaros le quitaron todo le quitaron su vida entera ahora se encargaría de rehacer su vida, más poderosa.

—Aquí está el esclavo ruso— una de las sirvientas de Dayra hablo, es que ni aunque este en el otro lado no dejaba de molestarlo

Harry dejo que su anillo brillara junto con su collar, recordando cual era el lugar que el ocupado en aquel lugar.

— ¿recuerdas esa vez que el sultán dijo que no dejaría que ningún omega le de ordenes? — pregunto con veneno en su voz, a otro omega que se encontraba ahí.

—Lo recuerdo si— dijo la omega— Hoy fuimos solicitadas en los aposentos del alfa— Harry solo rio, vamos estas omegas realmente querían jugar a este juguito, bueno vamos a ver quién sale ganando, no presento atención a las omegas, y tomo haciendo en una manta que fue colocada por los omegas, para que pueda sentarse.

Dejo que le dé el sol, al pequeño sultán, la verdad que estaba encantado con el cachorro, con los ojitos azules, los cabellos castaños, y aquella nariz de botón, que se parecía mucho al alfa.

—Eres mi pequeño sultán— dijo el omega tocando la naricita del cachorro, haciendo reír a este, la carcajada que soltó lleno el corazón del omega.

—Debes sentarte como un omega— hablo llegando sumbul, la había tomado cariño aquel omega rebelde, la verdad que le daba una vitalidad hermosa al harem.

—Sigo opinando que este vestido es incómodo— dijo el omega con un toque de diversión en su voz, Harry traía un vestido sencillo, de color verde.

—Yo diría que te queda demasiado bien— dijo una voz muy conocida para el omega, sonrió y suspiro para poder llenarse del olor del alfa. Sumbul hizo una reverencia y se fue del lugar dejándolos "solos" — Los extrañe— el sultán se sentó detrás del omega, con sus piernas abiertas rodeando al omega, y abrazándolo por detrás.

—Y nosotros alfa— dijo el omega, dejando que las manos del alfa lo abracen— Tendremos que cambiar la cuna de Mustafá, le está quedando muy pequeña— sonrió su plan estaba en marcha

—Mandare a que traigan la que mande a terminar— dijo el alfa acurrucando a sus dos amores— Para la noche la tendrás.

Cuando la noche cayo, Harry regreso a sus aposentos y se asustó al ver que sus cosas no estaba y la cuna de Mustafá, tampoco estaba.

—Harry— entro Sumbul— El sultán te espera en sus aposentos— Harry frunció su ceño, pero bueno salió con Mustafá en sus brazos hasta los aposentos, cruzo uno de los pasillos, hasta llegar pero vio a esas omegas, estaba casi desnudas, solo sonrió, su alfa salió y espero a ver cuál era su reacción

El sultánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora