Prólogo

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—Lo siento, Elías, pero

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—Lo siento, Elías, pero..., terminamos.

El chico al escuchar eso se quedó de piedra, tragó saliva y dio un paso hacia atrás. Se suponía que estaban teniendo una cita en una noche de luna llena.

Era extraño, él creía que se llevaban bien, que todo iba bien ¿Por qué?

La muchacha, de cabello castaño-rubio largo y de ojos grises, en los que fácilmente el cielo podría reflejarse (en ese momento un hermoso y estrellado cielo) seguía en silencio tras lo dicho.

—Laia ¿No nos llevábamos bien?

La joven asintió y trató de ocultar sus ojos con su flequillo, ella puso las manos sobre su pecho y bajó la cabeza.

—Elías, eres atractivo y lindo.... Pero no somos el uno para el otro.

Alzó la mirada para ver a su ahora ex novio, que era un joven de verdad apuesto, de ojos color mar, y bastante alto que se mostraba confiable, aunque no lo era del todo.

—Pero siempre estás en la luna —continuó—, eres muy despistado....

Tocando su nuca, y tratando de ver hacia otro lado, tomó aire y se atrevió a mirar directamente a la persona que aún quería.

La chica se acercó rápido a él y poniéndose en puntillas para alcanzarlo colocó sus manos sobre su boca.

—No compartimos lo mismo... Sólo déjalo así.

Luego de decir eso, Laia retrocedió unos cuantos pasos y rápidamente dio media vuelta y se alejó.

Elías se quedó de pie allí y miró a sus espaldas una hermosa luna brillaba y, quizás sólo haya sido su imaginación, vio las estrellas precipitarse.

—Me rechazó.

El chico se apoyó en el barandal del puente en el que estaba y sus ojos se anegaron como si fuera una marea alta, Elías miró al cielo mientras intentaba limpiarse las lágrimas...

—Me hubiese gustado.

Lía tiene un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora