Capítulo III : ¿Por qué pasó?

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"¿Vendrás?"

"¿Estás bien?"

"¿Elías?"

"¿Hoy también faltas?"

Soltando un suspiro, Elías miró de reojo la vista rápida de las notificaciones de su celular y luego volvió a centrarse en la pantalla.

- Definitivamente mi papá se enojaría ....

Algo que aprendió Elías tras intentar ir a la universidad era que por más que se colará a clases su ciclo académico estaría congelado.

No era como si pudiera ir a rendir exámenes.

- Aunque ir de oyente no es problema...

El "chico" lo había meditado mucho, el finalmente tomó la iniciativa de mandar una solicitud a la secretaria académica con su intención de congelar su año.

- ¿Por qué me pasa esto a mí?

Dando vueltas en la silla de su escritorio con los ojos cerrados, trataba de hacer recuento de que pudo haber pasado

- Ese día...fui a la universidad, me junté con los chicos, salí a cenar con Laia...me termino...- Elías hizo una pausa al recordar ese momento preciso

- La luna brillaba harto ese día... y unas estrellas....

El ex-chico se tocó el rostro y ladeo la cabeza - Me hubiera gustado seguir siendo tu amigo...

Elías se cruzó de brazos y miro abajo, era una frase cliché y que de seguro en ese momento solo provocaría más daño.

- Si se lo digo ahora ¿volveré a ser hombre?

Aunque eso como intercambio de valor sonaba bastante bajo, si algo le habían enseñado, era que decir y hacer las cosas son hechos distintos.

- ¡Solamente tengo que cumplir esa promesa! - De golpe finalmente Elías llegó a su respuesta, este sonrió con orgullo y colocó sus manos sobre sus caderas

- Eso es fácil.

Con aquello en mente, él "chico" bajó las escaleras del complejo de apartamentos, una vez frente a la puerta de la que podría ser su llave a la hombría, tocó.

No pasó mucho tiempo hasta que la chica de cabello castaño abriera y su expresión cambiará a decepción al ver su "visita"

- ¿Qué te ocurre ahora?

Elías guardó silencio por un segundo, es malo decir que solo la había estado buscando para pedirle ayuda, no ha sabido nada de cómo se siente.

Perdiendo poco a poco la confianza, este se mordió el labio y trataba de formular su petición

Laia inclinó la cabeza con extrañeza - ¿Elías?

La pequeña chica rubia tomó aire y levantó la vista para poder fijarse solamente en los ojos de Laia.

- ¡Por favor se mi amiga!

Laia al escuchar eso cerró la puerta de golpe.

Elías se dio la media vuelta y miro al cielo, él sabía que era algo cruel pedir eso, más considerando que Laia se niega a explicar que paso con ellos, el "chico" colocó la mano sobre su pecho, le había costado alto armarse de valor al decir eso, su corazón aún late con fuerza cuando la ve.

Y si era sincero, él no quería amistad.

- ¿Debí haberme confesado?

- ¡No seas idiota! ¿Qué pretendes diciendo eso?

Gritando eso, y sonrojándose al darse cuenta que cayó de golpe ante Elías, ella sin pensarlo había abierto la puerta, su rostro estaba rojo y las cejas arqueada.

Elías se dio la vuelta igual de avergonzado, sin querer se había vuelto a confesar, mirando al suelo, Elías atino a poner su pie en el marco de la puerta.

- A decir verdad ...antes de esto - Elías señaló de arriba a abajo así mismo y sonrió mientras contaba su conclusión.

La misma explica que había llegado cuarto y que dejaba claro que era más fácil culpar a un poder sobrenatural.

Aunque lo que le sucedió a él era sin dudas algo fantasioso.

El rostro de Laia mostraba un poco de decepción al escuchar como ese "deseo" un poco patético - ¿Es enserio?

- Si...

- Me niego.

- Lo suponía.

Elías se encogió de hombros y miró hacia un lado, aún así ya había contemplado ese escenario, pese a que suena egoísta meter más a Laia dentro del embrollo.

- Haré que seas mi amiga.

Sorprendida por la manera tan decidida de su ex-novio, lo que empezó con una sugerencia se había vuelto un reto.

- Inténtalo.

Ambos se quedaron viendo con una sonrisa de oreja a oreja como si estuvieran a punto de empezar una "guerra"

Con el trato de su nuevo "juego" hecho, Elías bajó los hombros en forma de relajación y se tomó las puntas de su cabellera mientras hacía una expresión de disgusto.

- Por cierto, Laia... ¿Cómo hago para que no duela peinarse? O ... estaba pensando cortarlo... es otra cosa molesta de este cuerpo.

Se notaba que el chico preguntaba incrédulo e inocente y no era consciente de lo que provocaba.

Sintiendo entre lástima y un escalofrío, Laia, suspiro al percatarse de que ese "reto" se volvería algo difícil para su personalidad, va más allá de lo imposible que sería evitar relacionarse con Elías, sino es pelear consigo misma sobre evitar ayudarlo.

Si cuando era hombre esa despreocupación era un problema, como mujer puede llegar al borde del peligro.

Laia se quedó mirando a la pequeña chica rubia, mientras su cerebro recordaba rápidamente lo de esa noche.

Ella también se quedó viendo el paisaje de esa noche.

"Creo que también tengo algo de culpa...yo también le dije algo a la luna.... "

Lía tiene un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora