Un miedo inminente

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Talló sus párpados al despertar y apagó la alarma tan irritante que tenía el pelivioleta

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Talló sus párpados al despertar y apagó la alarma tan irritante que tenía el pelivioleta. Salió de la cama y busco su ropa en el suelo para meterse al baño y darse una ducha caliente. Sonrió algo tímido al ver su cuerpo en el espejo, algunas evidencias de que había estado en otras manos se desparramaban por sus caderas y clavículas, su mente se fue a esa noche y chilló como una colegiala. Se obligó a moverse.

Al salir, vió al pelivioleta con el uniforme puesto y guardando un folio con papeles en su mochila. Se acercó a plantar un beso en sus labios y volvieron a caer enredados en la cama pero se vieron obligados a salir de la habitación cuando fueron otra vez apurados por la alarma. Seokjin preparó el desayuno esa mañana, estaban solos ya que sus padres salían mucho más temprano. Le gustaba esa vista y podía acostumbrarse a el chico de cabellos violetas preparando su café en las mañanas con aquellas ágiles manos, sonrió al encontrarse que lo había atrapado (otra vez) mirándolo.

—Te ves bonito, siempre lo haces— Seokjin sonrió y negó. Desayunaron juntos en la sala, casi no podían hablar ya que al verse a los ojos, encontraban un rastro de las miradas que habían restado de la noche anterior en los ojos del otro. Yoongi aclaró su garganta, tímido pero no incómodo.

La mañana llamó y debieron partir, Seokjin tomó su mochila y Yoongi simplemente posó sus manos dentro de su chaqueta. El viaje en transporte público fue silencioso, con el aroma de la primavera acercándose y alegrando un poco el ambiente, compartieron auriculares en todo el camino escuchando la variedad de canciones del pálido en su playlist, el pelivioleta meció su cabeza varias veces al reconocer algunas canciones que en algún momento de su vida pensó que nadie más conocía. Llegaron juntos a la plaza principal y antes de llegar a la entrada del instituto, Seokjin frenó sus pasos.

—Tomaré el camino trasero por el gimnasio para que entremos separados. Te veo después de clases, estaré entrenando hasta la noche, se acercan las competencias— Tomó sus manos, disimuladamente escondiéndose mutuamente tras un paredón y Yoongi asintió, besando fugazmente su mejilla. —No me extrañes mucho.

Yoongi rodó sus ojos y él rió burlón, devolvió la sonrisa y se alejó. En el pasillo tomó sus cuadernos que agradeció no haber llevado a casa y al subir al primer piso, se encontró con Hoseok y Jungkook mirando dentro de su salón.

—Chicos...— Tocó sus hombros y voltearon asustados. Hoseok lo tomó de la camisa y lo arrastraron a un salón fuera de servicio, lleno de polvo y cosas de almacenamiento. Yoongi quitó la mano de pelirrojo y lo observó algo molesto por el repentino comportamiento. —¿Qué pasa? ¿Hice algo?

—Qué no hiciste, Hyung— Murmuró Jungkook.

—Yoongi, ¿Dónde estuviste ayer? No sólo durante el día, también en la noche— Hoseok miró a través de las persianas cerradas y negó, Yoongi lo miró obvio.

—Estuve con Seokjin todo el día, si hubiera tenido problemas con Haeun les habría avisado, saben que siempre lo hago.

—Nunca lo haces— Respondió Jungkook. —Y el problema acabas de nombrarlo, Haeun fue llevado a detención por que ayer no apareciste en todo el día.

¡1993 Forbidden Fruit! | JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora