No Me Arrepiento De Este Amor

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"Pero yo quiero hace'lo todo con vo'..." dijo Julián. Si el cuerpo de Selina pudiese reflejar todo lo que sentía, estaría brillando en rosa. Él no era nada más que un nene, ¿Cómo es que le está haciendo todo esto? Julián está enfrente suyo con la mejor verga que vio en su vida y sigue siendo un bebe tierno, chiquito, alguien a quien cuidar. Selina sube y baja los ojos por el cuerpo de Julián, es hermoso, corpulento. Los hombros grandes, la panza dura con cuadritos, las piernas enormes y musculosas. En los ojos del chico brillaba la inocencia, el cariño, Selina no podía manchar eso. Ella no podía ensuciar el alma pura del chico.

—Juli... No sé si deberíamos...

—¡No! —vocifero Julián, callándola— Yo quiero hace' esto con vo'.

El chico se acercó despacio, y se acostó al lado de Selina. La miro a los ojos, tan oscuros como el miedo. Si Selina tenía alguna duda de estar corrompiendo a su muchacho, la cercanía con su cuerpo las disipo todas. Julián se acercó un poco más, pasando su brazo izquierdo por la cabeza de la chica, atrayéndola a un beso suave. Aunque Selina tenía sus dudas, no quería negarle esto. Es un trabajo riesgoso el suyo, y ella cree que Julián sabe eso. Sus últimos estudios de salud no mostraban ninguna ets, y estaba segura de siempre haber usado preservativo. Por lo tanto, decidió entregarse al placer, al amor. Julián se separa, pasa entre las piernas de Selina, y pone las manos en la cadera de su mujer. Verlo al chico ahí, en medio de sus piernas, hace que Selina se estremezca. Ella quiere entregarle toda su vida. Él tiene la mirada clavada en los labios de la chica, y se acerca a besarla. Uno, dos, tres besos. Se encuentran los ojos, Selina coloca las manos en los hombros de su chico.

—Sele... —Susurra Julián, con ojos que derritieron a la muchacha.

—Decime —dijo ella la voz muy bajita.

Julián se le acercó y poso la cara en el cuello de la chica. Reparte unos cuantos besos, luego acerca la cara a la oreja de Selina, que se está por desmayar. El aliento del chico la vuelve loca, y él se aventura:

—¿Vo' quere' hace' esto conmigo?

Con la voz temblorosa, ella respondió:

—Si Juli... Yo quiero todo con vos.

Julián le regalo una sonrisa tan grande y radiante que sus ojos se cerraron. Selina está segura que él chico es un ángel, o un dios griego, o cualquier cosa divina. No podía tener una combinación de cosas tan perfecta, era lindo, amable, un buen cuerpo que no sacrificaba la mente (la mayor parte del tiempo). Un espécimen de hombre que no se veía en estos días. Para Julián, Selina era una mujer, no, era LA mujer con la que quería pasar su vida. Él no tenía adjetivos para describirla. La mano de Julián subió poco a poco, pasando por todo el cuerpo de Selina: la cadera, la cintura, los pechos, el cuello. La cara inmaculada, la santa gracia con la que pestañaba y lo miraba. Julián se le acerca y la besa fuerte, con toda esa carga sexual que Selina deseaba más que nada. Las manos de la chica pasan a la espalda del chico, y el lleva las suyas al culo de ella.

—Decime que me quere' —le ruega Julián, mirándola a los ojos y causando un escalofrió en Selina.

—Yo... —empieza Selina entre jadeos— Yo te amo, Julián.

El chico casi se desmaya, ahí mismo. Si la chica más hermosa del mundo decía que lo amaba, ¿qué miedo podría tener? ¿Qué le importaba lo que diga su mamá? ¿Qué le importaba lo que diga el mundo? Podría ir a donde quisiera con ella, y todo dependería de que tan cerca estén el uno del otro. El chico hizo un ademan para hablar, pero Selina, con un movimiento rápido, le agarro la pija y el tacto cálido lo hizo callar. Ella empezó a masajearlo, mirando como los ojos de Julián brillaban con todo un deseo reprimido, inexplorado por el chico.

Labios Compartidos - Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora