Capitulo 1

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Kara no podía creer que estuviera haciendo esto otra vez.
Otro sábado, otra mujer.
Otra excursión sin sentido a la Panadería del Tomillo Dulce en busca de una conexión que no iba a ocurrir. Ella desde hacía mucho tiempo había renunciado a que alguna vez ocurriera.

Así que su búsqueda por una esposa era meramente un asunto de alinear cualidades e ir en busca de una mujer que se ajustara a ellas. En la misma forma que seleccionaba a una yegua para su programa de cría.

Contempló a la joven a su lado. Ella sonrió, completamente esperanzada e inocente. Tan pura que la hizo sentirse sucia. Siobhan era su última esperanza. Ella poseía todas las cualidades que una buena esposa debería tener, buena crianza, buena educación y caderas anchas para un parto fácil.
Sabía que no tendría con ella el amor apasionado que su primo Kal tenía con su esposa, pero sería confiable y una buena madre. Sobre todo, ella no alteraría su tranquilidad con sentimentalismos.

Ella ahuecó el codo en su palma y la ayudó a subir los escalones de madera hacia el pasillo. Paz, ella había descubierto, era un artículo ganado a duras penas.
Los olores de la panadería la envolvieron como un fragante abrazo, apaciguando sus sentidos.

Siobhan hizo una pausa y la esperó para que le abriera la puerta. Su sonrisa era tímida mientras ella se estiraba sobre su hombro. Su respuesta fue un estiramiento automático de sus labios, pero su atención estaba adelante de ellos, revisando la pequeña tienda abarrotada y a sus ocupantes, especialmente a la dueña.

Ella acaba de dar un paso afuera desde atrás del mostrador, su modo de andar más torpe de lo usual. Introdujo a siobhan delante de ella, observando a Lena mientras lo hacía, notando las líneas de tensión en su cara, frunciendo el ceño mientras ella se detuvo con un jadeo, haciendo una pausa, su atención regresando hacia dentro. Sin duda controlando el dolor que todo este correr alrededor estaba provocando en su pierna dañada.

¡Maldita sea!
Ella le había dicho que contratara alguna ayuda.

Supo en el minuto en el que ella la vio. No fue obvio mientras ella mantenía su cabeza agachada y raras veces encontraba los ojos de alguien, pero el ligero sobresalto en su cuerpo, y el sonrojo que surgió sobre sus mejillas fueron revelaciones involuntarias.

—Estaré en un momento contigo — dijo ella a través de la pequeña habitación. Su voz, con su timbre ronco, cosquilleó sus sentidos como una atracción.

A Kara no le gustaba la forma en la que ella podía deslizarse debajo de su calma, pero al mismo tiempo alguna parte perversa de ella valoraba estos pequeños momentos de conexión. Como si Lena alguna vez pudiera ser para ella.

Su “Tómate tu tiempo” coincidió con el "gracias" de Siobhan.

Kara observó como Lena traía la bandeja de café y el postre a la pareja mayor de casados en la mesa del lejano rincón. Su saludo era cálido. El de ella era tranquilo y sin pretensiones como la mujer misma. Lena era dulce, tímida y la tentación más grande contra la que ella alguna vez hubiera luchado en su vida.

Lena se rió de algo que la pareja mayor, dijeron.
Sus hoyuelos relampaguearon, encendiendo ese salvaje centro de lujuria dentro de kara que intentaba seguir conteniendo. La pareja se rieron de nuevo. Habían venido para ayudar a su hija a través de su convalecencia y se habían quedado. Eso estaba ocurriendo cada vez más frecuentemente, probando la teoría de los fundadores del pueblo respecto de que Cheyenne podría volverse civilizado después de todo.

—Ya se debe haber divulgado que Lena sabe cocinar.—Siobhan dio un paso hacia atrás a ella mientras un niñito se apresuraba a pasarla en su camino hacia el mostrador.

Por un segundo, su trasero presionó contra su ingle. Hubiera sido agradable si su cuerpo le produjera una mierda. Ella se sonrojó y se apartó.  Kara solamente asintió en respuesta a su “Disculpame”. Ella era bella y perfecta, pero la dejó fría.

"Promesas Que Prevalecen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora