Capitulo 13

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Consentir a Lena era más fácil de decir que de hacer. La mujer tenía una profunda desconfianza hacia cualquiera que hiciera algo agradable por ella. Hacerse cargo de Lori para que ella pudiera disfrutar de un baño la puso nerviosa. Cocinar la cena para que ella pudiera bañar a Lori provocó que se le cayeran las cosas. Pasear a Lori durante una crisis de llanto hizo que mordiera su labio y ofreciera disculpas, alternativamente. Como si hubiera algo espantoso en un bebé que llora.

Kara apoyó el hombro contra la jamba de la puerta y miró a Lena mientras ella se sentaba en la cama con Lori, meciéndola en sus brazos, alternando entre sonidos calmantes y extravagantes promesas. Estaba bastante claro que ambas estaban totalmente fuera de control. Era obvio que Lori reaccionaba a las señales de su madre, gritando durante las frenéticas promesas de Lena, sollozando durante el tenso canturreo.

Kara se apartó de la puerta.

—Aquí está la mamadera.

Lena volvió hacia ella aquellos frenéticos ojos verdes y kara sintió que se le estrujaba el corazón, redoblando su latido cuando miró a Lori. Maldición, no le gustaba ver disgustadas a sus chicas.

—¿Qué pasa, Botón? —Lori dio patadas y gritó otra vez, un ronco gemido que terminó en un gorjeo patético. Lena frotó la comisura de su boca completamente abierta con la mamadera.

—Aquí, Lori. Aquí está tu mama. —Un poco de la leche goteó dentro—. Tómala, dulzura, y te sentirás mucho mejor.

Lori estaba en obvio desacuerdo. Volteó la cabeza, dejando que la leche goteara por su temblorosa barbilla. Lena lo intentó otra vez. Lori gritó más alto, su cuerpo tan tieso como una tabla en los brazos de Lena.

—No la quiere.

Kara tocó la mejilla sonrojada de la pequeña.

—Sólo tiene un cólico, tesoro.

—¡Está sufriendo! —Y lena claramente sentía que era por su culpa.

Prácticamente kara podía ver los nudos formándose en su columna. Cubrió el hombro de Lena con su mano.

—Está dando muestras de su gran temperamento.

—¡Es demasiado pequeña para tener temperamento!

—Uh—huh. —A su modo de ver, Lori tenía un tremendo carácter, pero podía darse cuenta de que no era un punto que Lena quisiera concederle.

Lena se movió dándole la espalda ligeramente, y reanudó el balanceo y las promesas. Lori reanudó sus gritos. En la entrada, Danny gimoteó. Maldición, si quería algo de paz, iba a tener que intervenir. Indicó al perro que se quedara en el lugar, mientras se quitaba la bota derecha. Antes de que golpeara el suelo, las promesas de Lena a la niña habían alcanzado cotas ridículas. Cuando llegó al punto de prometer devolverla a Lois con tal de que comiera, kara había tenido bastante.

Su bota izquierda golpeó el suelo con un sonido metálico. El colchón se hundió cuando se colocó detrás de Lena. El repentino movimiento le consiguió un momento de paz, cuando la sorpresa hizo callar tanto a Lena como a Lori. Rodeó con su brazo la suave cintura de Lena, recogiendo la tela blanca de su camisón en la mano mientras lo hacía. Un tirón y la espalda de Lena descansaba contra su pecho, las suaves nalgas acunadas sobre su ingle. Kara pasó sus tobillos sobre sus espinillas, manteniéndola en el lugar.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Lena en un chillido amortiguado.

Kara inclinó la cabeza para frotar su cuello. El aroma de rosas inmediatamente le envolvió en su familiar abrazo.

—Ayudo a que te calmes.

Lena se meneó contra ella.

—No soy la que necesita calmarse.

"Promesas Que Prevalecen"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora