No podemos estar juntas.

12.8K 313 53
                                    

CAMILA.

Bajé del avión y recordaba vagamente Miami, pero lo suficiente como para recordar la dirección de la casa de los abuelos de Lauren. Cogí un taxi y le di la dirección, bajé y tenía que caminar hasta llegar a la casa, que era el número 13, era un vecindario bastante bonito, había tiendas alrededor y bastantes cosas, poca gente para todas las casas que se podían ver, aunque puede que algunas estuvieran vacías. Caminé con mi pequeña maleta en la mano y vi a Lauren fuera de una tienda mirando su móvil, al verla casi se me para el corazón, sentí muchas cosas, unas ganas terribles de ir y besarla hasta que no pudiera respirar, pero también ganas de pegarle y preguntarle por qué me dejó así sin más. Sin saber bien lo que hacía empecé a caminar hacia ella. Mi cuerpo no hacía caso de mi cerebro, me planté delante de ella y alzó la cabeza.

-¿Camila?- preguntó entre sorprendida y preocupada.

-Hola Lauren- dije tristemente.

-¿Q...qué haces aquí?- dijo mirándome fijamente.

-¿Por qué te fuiste?- le pregunté, las lágrimas acechaban con salir.

-Camila, vuelve a Nueva York- sentenció seria.

Antes de que yo pudiera seguir hablando una chica, cuyo nombre recordé que era Keana, salió de la tienda con algo en las manos y se acercó a Lauren, me miró mal y luego le plantó un beso en los labios a Lauren, que no se apartó. Eso partió lo que me quedaba de corazón, pero me negaba a llorar delante de ellas.

-Keana, ¿te acuerdas de Camila?- le preguntó Lauren rodeando su cintura con el brazo.

-Sí, es tu hermanastra ¿no?- preguntó la otra maliciosamente.

-Algo así- contestó Lauren seria.- Bueno Camila, tenemos que irnos- dijo Lauren sin mirarme y luego se fue cogida de la mano de Keana.

No me quedó otra opción que ir a casa de sus abuelos que, por suerte, me recordaron y me invitaron a quedarme a pasar unos días allí en su casa con ellos, y con Lauren. No me dieron detalles de la vida de Lauren, ni me preguntaron por nosotras ni nada de eso.

LAUREN.

Irme de Nueva York y dejar a Camila fue lo más doloroso que he vivido nunca, dolió como perder a toda mi familia. Estuve llorando todo el vuelo de ida a Miami. Cuando llegué mis abuelos me recibieron muy bien, mejor de lo que yo esperaba, claro, ellos ya estaban al tanto de todo lo ocurrido con mi familia. Llamé a Alexa y a Vero y les dije que había vuelto a Miami y que nos veríamos pronto, que no hicieran preguntas. A día de hoy hace casi un año que no las veo, desde que me fui nada más empezar el curso en Nueva York. Cuando llegué aquí no quise seguir estudiando y nadie me lo impidió, por lo menos tenía mis amigos, a ellos solo les dije que mis hermanos murieron en un accidente de coche, como mis padres, nunca les conté la verdad. Pasaban los días y mi único pensamiento era Camila, cuando me fui ella me llamó pero me cambié de número, me sabía el suyo de memoria y luchaba todos los días para no llamarla. Lucy me mantenía informada de todo lo que Camila hacía, le dije que no me dijera si ella lloraba, solo quería saber si estaba bien y que nada malo le pasara. No podía dormir, las pesadillas volvían y ahora también se les añadían recuerdos de Camila en los que ella siempre terminaba muerta. No he vuelto a dormir bien desde la última noche que dormí con ella. Cuando llegué Keana se acercó mucho a mi y nos hicimos bastante cercanas hasta que un día me besó y accedí a salir con ella, por probar si así podría olvidarme de Camila, pero no funcionó, esto pasó hace dos semanas, pero cada vez que beso a Keana solo puedo pensar en Camz, ni siquiera me he podido acostar con Keana, y oportunidades no me han faltado. Como no estudiaba decidí que tenía que hacer algo así que encontré trabajo en una tienda de tatuajes, me enseñaron como hacerlos, aunque yo no tenía ninguno se me daba bastante bien hacerlos, la tienda era del hermano de Cece, supongo que por eso me contrató, porque soy amiga de su hermana, pero un trabajo es un trabajo. Mis abuelos me dijeron que no hacía falta que de momento hiciera nada, por todo lo que había pasado, pero no podía estar todo el día sin hacer nada. Hacer tatuajes en cierto modo me relajaba, aunque no podía dejar de pensar en Camila ni un segundo.

El verano había llegado, cuando acabara ella entraría a la universidad y encontraría a alguien con quien formar una familia feliz. Era por la tarde y fui con Keana a dar un paseo, ella entró en una tienda de ropa y decidí esperarla fuera, dijo que no tardaría. Estaba mirando mi móvil cuando vi una sombra delante de mi, alcé la mirada y no podía creer lo que mis ojos veían. Camila, había imaginado tantas veces que volvía a estar con ella que casi no me parecía real y tuve que cerciorarme de que lo era preguntándole su propio nombre, seguramente me veía como una estúpida. Sí, era ella, viniendo a por respuestas. ¿Cómo se había enterado de donde estaba? Les dije a sus padres que no le dijeran nada, solo que quería que ella fuera feliz. Seguro que alguien se ha ido de la lengua. No podía dejarla entrar otra vez, no podía hacerle daño. Tenía unas ganas terribles de abrazarla y volver a sentir su cuerpo contra el mio, pero no podía hacerlo, no después de todo. Cuando salió Keana nos fuimos rápido porque no creía poder soportar estar cerca de ella sin hacer nada. Me partió el corazón decirle que volviera a Nueva York, cuando lo único que quería era que ella se quedara conmigo para siempre, pero me recordé que solo le haría daño. Así que el plan era sencillo, solo tenía que parecer que ya no la quiero. Creo que no iba a ser tan sencillo. Llegué a mi casa después de pasar un rato con Keana, sin dejar de pensar donde estaría Camila y si estaría bien, ella no conoce muy bien Miami ¿y si le ha pasado algo? No, por favor, que esté bien. Entré en casa y mi abuela vino feliz a abrazarme.

-¿A que no sabes quien se va a quedar con nosotros unos días?- preguntó alegremente.

Negue con la cabeza.

-Camila! Tu amiga de Nueva York, está arriba ahora- gritó entusiasmada.

Me sentí aliviada por una parte al saber que ella estaba bien, pero preocupada por otra porque no podría aguantar con ella viviendo bajo el mismo techo que yo.

CAMILA.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Lauren seria entrando por la puerta de la que sería mi habitación los próximos días.

-Ya sabes a lo que he venido- le dije mirándola.

-Camila, yo ya no te quiero, no se que es lo que estás buscando- dijo fríamente a una distancia considerable de mi.

-Vuelve a casa Lauren por favor- le dije suavemente.

-Estoy en casa- dijo con el mismo tono.

-¿Por qué te fuiste?- pregunté esperando alguna respuesta.

-No tenía nada en Nueva York- dijo encogiéndose de hombros.

-Sí que lo tenías- dije acercándome.

-Camila, no hagas esto, vuelve a tu casa por favor- dijo retrocediendo.

-¿Estás saliendo con Keana?- pregunté acercándome más una vez que ella chocó con la pared y no podía retroceder más.

-Eso no te importa.

¿Por qué se estaba portando así conmigo? ¿Acaso era verdad que ella ya no me quería? No, no podía serlo.

-Me dijiste que nunca me dejarías y que siempre me ibas a querer- dije con lágrimas en los ojos que se escaparon sin mi permiso.

-Que me fuera fue lo mejor para las dos- dijo ahora en un tono más suave.

-No lo fue para mi, me dejaste con el corazón roto Lauren, y lo peor es que no entiendo que hice mal- dije llorando sin poder evitarlo esta vez.

-Deja de llorar por favor- dijo mirándome preocupada.

-No puedo Lauren, no puedo, porque esto duele, duele mucho, no te imaginas cuanto, he pasado estos meses intentando saber por qué te fuiste, por qué me abandonaste sin dar explicaciones, y de verdad... de verdad que no lo entiendo- dije medio gritando y con las lágrimas brotando descontroladas de mis ojos.

-Camz...- dijo suavemente, yo miraba al suelo porque si la miraba a ella seguiría llorando desconsoladamente- Camz- repitió- mírame por favor- dijo acercándose. La miré con los ojos llorosos y me abrazó. Sentí que estaba en el cielo cuando sus brazos me rodearon protectoramente como solía hacerlo, me acariciaba el pelo para tranquilizarme, le abracé fuerte para que no se fuera, no quería separarme nunca de ella.

-No podemos estar juntas- dijo en mi oído y volví a llorar en su hombro- Lo siento- murmuró para abrazarme más fuerte.

Don't wanna let you down. (Segunda parte Don't get too close) CAMREN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora