Siempre te estaré esperando.

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 Camila se incorporó y quedó sentada en la cama, en un movimiento rápido se subió a horcajadas sobre mi sin dejar de besarme, yo estaba sentada en el borde de la cama. Dejó mis labios para bajar por mi mandíbula y por mi cuello, dejaba besos húmedos y succionaba mi piel, como ella solía hacerlo. Dios había echado tanto de menos esto, a ella, su olor a cerezas, su piel, sus besos, todo. Me estaba besando cuando soltó un gemido que pareció de dolor, me separé un poco para mirarla inquisitivamente.

-Te duele- afirmé mirando rápidamente hacia su estómago.

Camila negó rápidamente y volvió a besarme, pero volví a separarme lentamente.

-Camz...- advertí, ella hizo una mueca y no pude evitar soltar una risita.- Creeme que no sabes cuanto te he echado de menos, pero no voy a hacer nada sabiendo que te está haciendo daño- dije poniendo un mechón de pelo detrás de su oreja. Nunca me salían estos gestos cariñosos con Keana, ni con nadie más realmente, pero con Camila todo me salía solo.

-¿Dormirás conmigo por lo menos?- dijo haciendo un puchero. Asentí rápidamente y ella sonrió y me abrazó por el cuello, abracé su cintura y la acerqué más a mi.

-¿Puedo ir a cambiarme de ropa?- pregunté sobre su cuello, negó con la cabeza, lo que me hizo reir.

-Puedes dormir con ropa- sugirió- o sin ella- añadió luego riendo levemente, me separe un poco para mirarla a los ojos.

-Camila Cabello ¿desde cuando eres tan pervertida?- le pregunté fingiendo sorpresa.

-Desde que no podía hacer esto-  dijo y luego me besó, el beso se volvió caliente de nuevo y tuve que usar todo mi autocontrol para separarme de ella.

-Voy a ponerme el pijama, vuelvo en menos de un minuto-  le dije cuidadosamente. Se lo pensó un momento y luego asintió, se bajó de encima de mi y en ese instante sentí un vacío enorme, como cuando la abandoné aquella noche, le di un beso en la frente antes de salir de la habitación e ir rápidamente a la mia, en menos de un minuto estaba de vuelta en la habitación de Camila.

Ella estaba dentro de la cama ya, me metí rápidamente a su lado y la abracé, la abracé fuerte como no había podido hacerlo durante estos meses, inspiré su aroma y suspiré.

-Te amo- me susurró con su cabeza enterrada en mi cuello.

Entonces lo supe, no la dejaría otra vez, nunca volvería a separarme de ella.

-Sabes, no he podido dormir bien desde la noche que me fui- le confesé mirándola, esbozó una pequeña sonrisa y me dio un corto beso en los labios.

-Buenas noches mi amor- me dijo ya con los ojos cerrados y abrazándome. Tenía claro que solo la necesitaba a ella, estuviera donde estuviera.

Me dormí enseguida al notar su calmada respiración, esa noche dormí, dormí sin pesadillas, fue la primera vez en mucho tiempo que me sentía bien, segura, a salvo... de mi misma, sentía que había salido de la prisión que era mi mente.

Desperté y miré el reloj que había en la mesilla, marcaba las 10:30, vaya, habíamos dormido mucho, la puerta estaba entreabierta así que uno de mis abuelos debió entrar. Miré hacia Camila que seguía dormida con medio cuerpo suyo sobre el mio y un brazo rodeando mi cintura. De repente alguien se asomó por la puerta.

-¿Camila?- preguntó una voz.

Entró y era Cece, hacía mucho que no hablaba con ella, pero ellos fueron los que se alejaron, no yo. Nos vio a los dos y puso cara de sorpresa.

-¿Está dormida?- preguntó señalando a Camz con la cabeza.

-Vete, o la despertarás- dije fríamente. Me miró y un destello de dolor pasó por sus ojos, pero luego asintió suavemente.

Don't wanna let you down. (Segunda parte Don't get too close) CAMREN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora