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Unos golpes a las puertas de acero hicieron retumbar toda la propiedad y las personas en el gran salón que gozaban de una buena partida de cartas, enmudecieron.

Uno de los sirvientes se acercó a inspeccionar la puerta.

– ¿Quién es? ¿Alfred...?

Lo llamó la señora Herondale desde el barandal del segundo piso.

– Es el Coronel Bane, señora Herondale

La mujer arrugó la nariz con desprecio.

– Háganlo pasar

Dijo y volvió dentro del salón a seguir con su partida de cartas.

Los sirvientes abrieron la puerta metálica e inspeccionaron de pies a cabeza al hombre, recorriendo con la vista su 1.95 de estatura, la piel bronceada sin ninguna mordida y los ojos verde amarillo.

El Coronel subió al salón y entró dejando el salón en un silencio sepulcral. Todos sabían que el hombre era de los mejores cazadores de vampiros de todo Londres y su presencia sólo significaba muerte.

– Señor Bane, es inesperada su presencia en Herfordshire

La enorme propiedad pertenecía a los Herondale, una familia bastante influyente en Meryton.

– Nos fué informado que aquí hay un infectado

Todos en el salón jadearon incrédulos y asustados.

– ¡Eso es ridículo!

Gruñó la señora Herondale sentada a un lado de su hijo Stephen Herondale y la esposa del mismo, Celine Herondale.

– Un infectado es muy difícil de reconocer en sus primeros días, en especial si no ha bebido sangre humana, si no lo ha hecho, sus ojos seguirán siendo humanos, al igual que su apariencia.

El Coronel paseó la mirada por todas las personas, examinó a todas y cada una, algunos le sostuvieron la mirada unos segundos y otros no lo hicieron en absoluto. Los ojos de Magnus eran bastante peculiares.

– ¿Está conforme con su inspección? ¿Señor Bane?

El hombre dió un último repaso y caminó para sentarse en el espacio libre que había en la mesa principal de los Herondale, al lado de la señora había un invitado.

– Bastante conforme

Le dijo abriendo la silla y tomando asiento. Uno de los sirvientes de inmediato le llenó la copa de vino.

– Le presento al Señor Michael Wayland

El desconocido asintió hacia su persona y el Coronel le correspondió, era un hombre rubio, bastante apuesto mientras cortaba la montaña de cartas y repartía.

Magnus sacó del bolsillo interno de su gabardina un frasco diminuto y le quitó el tapón.

– ¿Qué es eso?

Preguntó la señora Herondale señalando el frasco

– Moscos de Edom, una maravilla para detectar a los no muertos. Huelen la sangre contaminada y la buscan, sólo se alimentan de vampiros o neofitos.

Los pequeños insectos salieron del frasco y comenzaron a volar por todo el salón haciendo el ruido característico de zumbido.

– Qué ruido tan molesto

Dijo la señorita Celine alejando a un par con la mano.

– Debería preocuparse cuando el ruido termine, significa que habrán encontrado un vampiro.

Dijo Magnus antes de comenzar a beber el vino que habían servido en su copa.

Los ojos y la atención de todos se vió acaparada cuando el zumbido cesó.
Los mosquitos estaban en la cara del señor Michael Wayland, cuyos ojos comenzaron a verse amarillo vidrioso, significando que aún no había bebido sangre humana.

El Coronel tuvo la audacia de terminar su copa, luego estrelló el cristal con la orilla de la mesa, rompiéndo las esquinas y se la clavó en la cara al infectado, sacó una daga bendita y le rebanó la cabeza de un tajo. El cuerpo se desplomó y Magnus aún así enterró una espada en el corazón del cadáver. Sólo para estar seguros.

– ¿Es el único infectado? ¿No hay nadie más que pudiera haber sido mordido? ¿Algún familiar del señor Wayland?

Preguntó mientras limpiaba la hoja de su espada con un pañuelo que después tiró al suelo.

– No hay nadie

Dijo la señora Herondale viendo aún el cadáver.
Magnus escuchó unos murmullos de las personas alrededor que criticaban sus modales al dejar un desastre a medio salón. El Coronel pateó la cabeza haciendo a varias personas gritar y quitarse del camino de la pelota.

Magnus salió del lugar pues tenía otro compromiso y ya había terminado con la misión que le había sido encomendada.

Después de que el hombre salió, Stephen Herondale se giró a ver a su madre.

– ¿Porqué no le informaste sobre el sobrino del señor Wayland?

Exigió saber el hombre tomando la mano de su madre la cuál la señora le arrebató groseramente.

– El joven Wayland no tiene porqué verse expuesto al juicio del señor Bane.

Stephen salió del salón totalmente indignado, su madre había dejado entrar al señor Wayland y a su sobrino. Subió las escaleras en busca del joven para darle la noticia de su tío. Cuando abrió la puerta de la habitación en la que se estaba quedando el joven, lo primero que vió fue a una de las empleadas detrás de una mesa, agachada y cubriéndose. Ella le hizo un gesto de silencio.

– ¿Joven Wayland?

Preguntó mientras terminaba por abrir la puerta.

El joven estaba inclinado sobre uno de los mayordomos, ambos sentados en un sillón. El sobrino del señor Wayland fué incorporándose lentamente hasta que estuvo correctamente sentado, pero cuando volteó a verlo, sus ojos no eran los característicos verdes. Eran rojos.

Stephen apenas tuvo tiempo de gritar cuando el vampiro descendió sobre su cuello.

La masacre se desató y más tarde Magnus tuvo quevolver cómo miembro de un grupo de cazadores que tuvieron que asesinar a todovampiro que se cruzó en su camino. El único sobreviviente fué un niño de dosaños, el hijo de Celine Herondale y Stephen Herondale.



Orgullo, Prejuicio y Vampiros #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora