XIV

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– ¿Puede guardar el secreto? Se lo diré ésta noche, pero quiero hacerlo yo mismo

El médico vió al doncel en la cama y asintió.

Alexander despidió al hombre de sus aposentos antes de que fuese evidente para todos en Derbyshire que había requerido servicios médicos, sin duda eso le traería visitas inesperadas y un montón de preguntas.

Pasó el resto del día preparando el techo del palacio de forma adecuada para tener una velada romántica.

Cuando todo estuvo listo vió el caballo negro atravesar el camino de entrada y esperó.
No pasó mucho hasta que Magnus subió.

– ¿Alexander?

Preguntó viendo alrededor, sorprendido por la mesa arreglada y el lugar debidamente limpiado.

– Aquí

Llamó el doncel atrayendo la mirada del Coronel que de inmediato fue a su encuentro.
Antes de que el doncel pudiera decir una palabra más el Coronel lo tomó de la cintura y lo besó cómo si no se hubieran visto en semanas cuando esa mañana había partido a Rosings.

– Te extrañé

Le dijo cuando se separó.

– También Yo

Respondió el doncel recibiendo más besos hasta que el hombre estuvo conforme.

– ¿Olvidé alguna fecha especial? ¿A qué se debe la cena en las alturas?

Preguntó siendo llevado hasta la mesa, ayudó al doncel con su silla y después se sentó. Los sirvientes trajeron sus platos y después el vino.

– Tengo una noticia

Dijo el doncel dejando la pausa abierta, los nervios comían vivo al Coronel pero el hombre esperó pacientemente.

La copa de vino del Coronel fué llenada pero al doncel le sirvieron simple y cristalina agua.

– ¿Porqué no te sirvieron vino? Tú lo adoras.

El Coronel sabía que eso había sido a propósito, sus sirvientes nunca harían distinción entre el doncel y el dueño del castillo.

– No puedo beber alcohol, no en mi estado.

Magnus lo vió fijamente. Se puso de pie, rodeó la mesa y se arrodilló a su lado.

– ¿Tu estado?

Preguntó

Alexander echó la silla para atrás y permitió a Magnus acercarse.

– Felicidades Coronel... Va a ser padre

Le dijo sosteniendo su rostro y dejando un beso en la frente.

Magnus tardó unos segundos para reaccionar, luego vió el estómago plano de su esposo.

– Oh infierno, Cuando creo que no puedes sorprenderme y enamorarme más, me demuestras que estoy equivocado.

El Coronel se largó a llorar mientras abrazaba al doncel con la cabeza en su pecho.

– Dios, qué lindo luces cuando lloras de la emoción

Alexander lo sostuvo contra sí mientras sobaba su espalda y daba besos a su cabello.

– ¿¡Vamos a tener un bebé!?

El doncel se carcajeo

– Creo que ya lo vas entendiendo

Le dijo asintiendo.

– ¿Estamos embarazados? — el doncel volvió a confirmar pues el Coronel desde su boda que hablaba cómo si fueran uno sólo — ¡Oh Dios! ¡Soy el hombre más feliz del mundo! ¡Mi hermoso doncel va a darme un hijo!

Magnus lo llenó de besos por todo el rostro hasta que doncel no pudo más con las cosquillas.

– ¡Alfred! — gritó haciendo a su mayordomo jefe llegar corriendo – ¡Lanza fuegos artificiales! ¡Viene en camino mi heredero!

El mayordomo asintió y salió corriendo.

El doncel aún estaba siendo besado por su hombre cuando el cielo se iluminó de colores.

En la lejanía, Rosings respondió con otros fuegos artificiales confirmando que sabían la noticia y se alegraban por ello.

– ¡Seremos padres!

– Ajá

– ¡Y yo le enseñaré a caminar y a empuñar la espada!

– Ajá

– ¡Y él aprenderá a pelear cómo tú!

– ¿Y si es niña?

– ¡No importa si es niño, niña o un doncel! ¡Será hermoso y ambos le enseñaremos a aniquilar vampiros!

– Correcto

– ¡Estoy feliz!

– Lo sé

– Me has hecho muy feliz, Alexander. Te amo

El doncel siempre sentía una horda de vampiros revoloteando en su estómago cuando Magnus le decía que lo amaba.

– También te amo, Magnus.

El Coronel lo besó por última vez en todo el rato que lo hizo comer lo más que pudo para mantener al bebé completamente sano.

– ¿Entonces tienes ya tres meses?

Preguntó el Coronel acostado con su doncel en brazos.

– Sí, el médico lo confirmó hoy

Magnus asintió

– Sabía que no me estaba volviendo loco

Alexander no entendía

– ¿De qué hablas?

Preguntó viéndolo a los ojos. El Coronel enrojeció.

– Bueno... Tus pechos están más grandes y apetitosos

El doncel sabía que el embarazo era el causante, pronto tendría que usar cubre pezones pues el médico le había dicho que los donceles a menudo tendían a tirar leche antes del nacimiento del niño.

– Sí que eres observador

Le dijo dándole un pellizco haciendo brincar a Magnus que no pudo evitar reírse.

– Son mis mejores amigos, cariño.

El doncel no pudo evitar reírse, Magnus tenía una fascinación con sus pechos.

– En unos meses tendrás que pelear con nuestro bebé por ellos.

El Coronel arrugó la nariz.

– Es injusto, Yo llegué primero.

Alexander se rió por lo infantil que era el moreno a puerta cerrada.

– Una lastima

Dijo el doncel burlándose del hombre.

– Bueno... Entonces tendré que aprovechar el tiempo que me resta

Alexander trató de huir pero Magnus no lo dejó salir de la cama y se aseguró de que estuviera debidamente complacido antes de darle las buenas noches, decirle otras diez veces que lo amaba y acunarlo en su pecho para dormir.

Alexander Lightwood estaba seguro que había valido la pena todo lo que sucedió, no se arrepentía de nada y volvería a hacerlo todo igual si eso lo hacía tener a Magnus a su lado.

Orgullo, Prejuicio y Vampiros #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora