IV

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– Te juro que nunca había visto una señorita tan hermosa, afable y educada.

Alec cepillaba la rubia melena de su hermano mientras el otro divagaba acerca de la señorita Fairchild.

– Te autorizo a qué te líes con ella. Te han gustado más estúpidas

Le dijo el doncel sacándole una risa al rubio.

– Es qué, ella es todo lo que una señorita debería ser...

Volvía a divagar con mirada soñadora.

– Bella y convenientemente Rica

Dijo el doncel obteniendo un almohadaso de su hermano.

– No tan rica como Bane

Debatió el rubio y lo que el otro le dió un jalón en el cabello.

Al otro día los Lightwood se pusieron todos sus trajes para entrenar que consistían en pantalones sueltos y una bata que les permitía moverse con comodidad.

– Ví cómo lo miraste cuando acababa de llegar al baile

Dijo el rubio bloqueando dos golpes del doncel.

– ¿Cómo si lo odiara?

Preguntó el de cabello negro subiendo su guardia.

– Cómo si te gustara

Respondió el rubio atacando pero siendo detenido por su hermano.

– Hasta que sus modales me repugnaron. Actuaba como si nadie fuera merecedor de su atención.

Dijo sacando el coraje que aún tenía atorado en la garganta.

– Pero te resultó atractivo

Dijo Jace

– ¿Atractivo? Es el comportamiento. Por lo tanto el Señor Bane es horrible.

Y con una patada mando a Jace a chocar con una columna, el rubio apretó los dientes por el golpe sacudiendo el polvo que le cayó en la cabeza.

– ¡Niños! ¡Van a derribar la casa!

Gritó la señora Lightwood desde lejos siendo completamente ignorada por sus hijos.

– Nunca había visto a un hombre más consumido por su propio orgullo

Gruñó el doncel buscando a su hermano que había escapado en el laberinto de columnas que había en el pasillo que los conectaba con el exterior.

– Pues no es de extrañarse que semejante hombre tan fino, con fortuna, orgullo y todo a su favor tenga tan buena opinión de sí mismo.

Respondió su hermano, Alexander escuchó la voz viajar por las paredes con eco. Jace lo decía porque él era igual de orgulloso, sólo le faltaba fortuna para ser igual de insoportable que el señor Bane.

Una patada en el trasero envío al doncel a estrellarse contra un muro y su hermano extendió un brazo para ayudarle a levantarse.

– Si me permites decirlo. Tiene derecho a ser soberbio

Dijo Jace antes de perder el aire por dos puñetazos a sus costillas que le propinó su delicado hermano.

– Sin duda su orgullo lo perdonaría, si no hubiera mortificado el mío

Respondió Alexander. La voz de su hermano pequeño se escuchó a sus espaldas

– El orgullo es algo muy común hoy en día. Vanidad y Orgullo son dos cosas muy distintas aunque se usen cómo sinónimos.

Orgullo, Prejuicio y Vampiros #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora