IX

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Las puertas del palacio de Sir Ragnor se abrieron y ellos fueron escoltados dentro por un par de soldados mientras el pastor les daba un recorrido guiado explicando los increíbles costos de todo el lugar, desde los vitrales hasta las esculturas.

– ... Y esta pintura es de Sir Ragnor venciendo a Valentine Morgenstern, el diablo de los vampiros.

Alexander quería reír, el padre de Jonathan Morgenstern había sido retratado con alas de ángel, siendo pisado por el tacón de un hombre con un parche en el ojo izquierdo que alzaba sus espadas triunfante.

– Sir Ragnor Fell los espera.

Anunció el mayordomo y ellos entraron a una cámara donde había dos sillas elevadas, en la principal estaba el hombre del parche y al lado, detrás de él se encontraba un chico poco agraciado, encorvado y con la mirada perdida.

– Es un placer volver a verlo, Sir Ragnor.

El señor Morales se inclinó en una reverencia profunda casi doblándose a la mitad mientras Camille y Alexander se inclinaban apenas lo suficiente.

El hombre pareció no tomarle importancia al Clérigo, su atención estaba fija en el doncel.

– Así que usted es Alexander Lightwood

La voz severa del hombre sorprendió al doncel.

– Así es Sir Ragnor

La puerta tras los asientos se abrió y apareció cierto moreno de ojos verdes.

– Coronel Bane

Dijo el doncel sorprendido por la presencia del hombre.

– Señorito Lightwood

Saludó el Coronel con una inclinación.

– ¿Conoce a mi sobrino?

Preguntó Sir Ragnor tomando la atención del doncel de vuelta.

– Así es Sir Ragnor, tuve el placer de conocerlo en Herfordshire.

El coronel no había dejado de ver al doncel y hubiese seguido así si cierto hombre no hubiera entrado.

– Teniente Rafael Santiago

Anunció el mayordomo al hombre de uniforme rojo.

– El doncel Lightwood solicitó una audiencia en su nombre, Teniente Santiago. Lo escucharé mientras tomo el té.

Dijo Sir Ragnor poniéndose de pie. El pastor ofreció su mano de inmediato que fué tomada por Sir Ragnor y la hija del hombre fue llevada por el mayordomo en una silla de ruedas.

Todos fueron llevados a un saloncito que ya estaba preparado para la ocasión, los presentes tomaron asiento excepto el Teniente. Sir Ragnor le indicó que podía hablar y el oficial comenzó.

– Inglaterra cada vez está en una situación más crítica, los vampiros superan nuestros números 100 a uno y el fin de los tiempos es inminente. Pero hay un grupo de neofitos que son capaces de razonar, podemos llegar a un acuerdo con ellos y cederles territorio para que se mantengan alejados de los humanos...

Sir Ragnor se rió en la cara del oficial.

– ¿Y cómo mantienen su cuerpo? ¿Con buena voluntad?

El oficial negó.

– Sólo consumen sangre de cerdo, ellos van a la iglesia y mantienen su vida cómo todos nosotros. Piénselo Sir Ragnor, para formar un soldado se necesitan primero nueve meses y después al menos 16 años, mientras que un segundo basta para convertirse en Vampiro. Ellos podrían ser la solución al problema, con el financiamiento adecuado las cosas pueden cambiar.

Alexander se sorprendió, las tierras eran suficientes, ¿Para qué necesitaba dinero? ¿Para comprarles a los neofitos cerdos?

– No puedo creerlo, sólo veniste a pedir dinero

Dijo el coronel indignado con el hombre. El oficial lo ignoró.

– Un sólo neofito de ellos es suficiente para guiar a los demás vampiros al ataque, no podemos permitir que se conviertan en líderes, sería mejor tenerlos de nuestro lado.

Pero Sir Ragnor no estaba dispuesto a esa empresa.

– Teniente, lo que es mejor sería clavarles una espada en el pecho.

El oficial había perdido.

– Espero recuerden la oportunidad que alegremente desdeñaron

Les dijo enojado. El coronel se puso de pie.

– Ya escuché suficiente. Guardias saquenlo de aquí

Los guardias cumplieron la orden y se llevaron al teniente casi arrastrando.

– Tiene la misma delicadeza que un no muerto, Coronel Bane.

Le dijo el doncel sin intervenir de más. Él le había dado al teniente la oportunidad, si el hombre la había arruinado era problema suyo.

El Coronel abandonó el saloncito después de escuchar al doncel compararlo con un vampiro.

– Juro que da su opinión muy decididamente para ser un doncel

Aseguró Sir Ragnor después de que la puerta se cerrara a la salida de su sobrino.

– Los biscochos están deliciosos

Intervino el pastor Morales con la boca llena y ofreciendo uno al hijo de Sir Ragnor que apenas y pudo gruñir lo que parecía ser un gracias.

Alexander por primera vez agradeció la intervención del pastor.

El día fue bastante incómodo en el palacio por las preguntas de Sir Ragnor.
Cuando la noche llegó, el doncel salió al jardín en ropa de cama, necesitaba aire fresco.

El Coronel había estado paseando hasta que vió al doncel y quiso acercarse pero una presencia se le adelantó.

– Teniente Santiago

Dijo Alexander tratando de hacer pasar desaparecido el susto que se había llevado al verlo aparecer entre la oscuridad de la noche.

El coronel se escondió detrás de un arbusto y escuchó.

– Señorito Lightwood, una pena que no hubiera participado más activamente en la conversación con Sir Ragnor.

Al doncel le sonó a reproche.

– Escuché sus ideas y le dí acceso al hombre más rico de Inglaterra después del Rey, no tenía porqué hacer nada más.

A Magnus le gustó la respuesta.

– Usted es el único que me entiende señorito Lightwood. Por favor, Escape conmigo.

Rafael extendió la mano esperando que el doncel la tomara. Magnus sintió su mundo temblar.

Alexander vió la palma extendida.

– Me ofende su propuesta Teniente, no soy esa clase de persona. Por favor, váyase.

El hombre borró su sonrisa.

– Va a arrepentirse, doncel, confíe en mis palabras.

Alexander se burló.

– Lo único que detesto más que un hombre prepotente es a un mal perdedor.

El doncel conocía al tipo del Teniente. Eran hombres encantadores que juraban amor eterno hasta que les negabas algo. Entonces pasabas de ser el amor de su vida, a una zorra más que debía arrepentirse.

Magnus no estaba asustado por si el Teniente trataba de intimidar al doncel, el chico sería capaz de defenderse lo suficiente para que él pudiera intervenir.

Pero Rafael no hizo nada, simplemente se dió la vuelta y se fué de la propiedad.

Magnus respiró aliviado, vió al doncel volverdentro del palacio y se prometió declarar sus sentimientos por el chico apenassaliera el sol.





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