XII

143 15 2
                                    



Magnus llegó a la iglesia y ató las riendas de su caballo a las rejas que conectaban el sótano con el exterior.

Entró por la puerta trasera a la Iglesia escuchando a un Pastor oficiar la misa hablando de Lázaro, el que había sido resucitado por Cristo. Se mantuvo en las sombras hasta que encontró la puerta que daba directo al sótano, la abrió con mucho cuidado para no hacer ruido, la cerró detrás de su espalda y se asomó abajo. La señorita Lightwood estaba encerrada en una celda bastante grande. El Coronel bajó las escaleras con cuidado, no había candado en el lugar y no era necesario pues la tenían encadenada al fondo de la celda. Magnus entró y aseguró bien la cerradura, le serviría después.

– ¿Señorita Lightwood?

Preguntó haciéndola despertar, la examinó brevemente viendo que no había mordida y que sus ojos eran los mismos orbes cafés.

– Él dijo que vendría — Murmuró la chica — Él dijo, que usted... Debemos salir de aquí.

Magnus jaló sus cadenas pero sería un poco complicado quitarlas.

– Sabía que vendrías por ella

La voz de Rafael llegó desde algún punto del sótano, Magnus se puso de pie y lo encaró.

– Rafael, ¿Hay algo que pueda convencerte de liberar a la señorita? ¿Un incentivo monetario quizá?

El teniente se mostró ante el Coronel dejando que la luz de las velas lo revelara.

– Ninguno, el dinero no me sirve de nada. Cuando los vampiros tomen Gran Bretaña los dirigiré cómo un rey.

El Coronel vió su reloj de bolsillo calculando cuánto faltaba para el amanecer.

– ¿Es el reloj de tu padre?

Preguntó el teniente sacando su pistola.

– Sí

Respondió el Coronel cambiando de posición, la reja de la celda tenía unos diseños cerrados en la sección a la que se movió.

– Entrégamelo

Exigió apuntandole.

– No

Dijo sencillamente el Coronel, guardando el artefacto en su bolsillo. El Teniente disparó el arma pero la bala golpeó el metal de la celda y rebotó por el sótano dándole en la pierna.

El ruido atrajó a un enorme número de vampiros que entraron a tropel en el sótano derribando la puerta, con sus ojos rojos buscando una víctima.

Magnus corrió a romper las cadenas mientras Rafael se arrastraba tratando de escapar de los vampiros que hasta hace poco habían sido civilizados.

El moreno tomó a la chica y fué corriendo a la rendija que su caballo desprendió de la pared.

– ¡¿Qué has hecho Magnus?!

Gritó Rafael siendo enterrado en una montaña de vampiros que lo mordían en todos los lugares disponibles, lo dejarían seco antes de que el hombre pudiera transformarse en neofito.

– Los alimenté. ¡Buena suerte Rafael!

Se despidió cargando a la dama y sacándola fuera para después salir tras ella.

Los vampiros ya estaban saliendo de la iglesia, el coronel subió a Isabel a su caballo y luego montó tras ella. Arreó al animal pues estaban muy cerca del amanecer, si el puente volaba y él no estaba del otro lado, indudablemente tendría a un doncel muy molesto.

Orgullo, Prejuicio y Vampiros #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora