Cuando duela, solo ven, escucha mi voz.
No huyas a dormir, no te encierres en el letargo. No apagues tus sentidos ni silencies tu voz.
Ven, solo ven.
Toma mi mano, quiero estar contigo en el dolor.
¿Dónde querría estar si no es a tu lado?
¿Hay alguna oscuridad que te esconda de mí?
¿Qué tan lejos podrías escapar del dolor o a dónde podrías huir del consuelo?
En el mar más profundo, allí estoy. En los montes, en las montañas, allí estoy.
Si quisieras ir a la luna o a otro lugar, allí estaría contigo.
No hay oscuridad que yo no pueda cruzar, ni fría cueva donde no pueda alcanzarte.
Quiero abrazarte tanto que esos pensamientos que tanto te castigan desaparezcan.
Quiero hacer huir a tus miedos y darte esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Que los ríos de vida vuelvan a fluir y que vuelvas a reverdecer.
No recurras al letargo, solo ven, ven a mí.
Conozco tu corazón, conozco tus pensamientos.
Solo te recuerdo:
Te amo con pasión.
Ven, solo ven, caminemos juntos.
Te voy a dar mi corazón, tú dame el tuyo.
La transformación, la libertad y la sanidad están tocando tu puerta.
Llevará su tiempo salir, pero estaré siempre contigo en el camino.
Estoy tocando tu puerta.
¿Me abres?
-Dios
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Cartas de Dios II
EspiritualCartas de Aquel quién es la nostalgia del otoño, el abrazo cálido en invierno, el consejo, la sabiduría, el proverbio eterno, el suspiro entre las lágrimas, el sol cuando sale con fuerza, la calma de los que se cansan... quién es todo eso y más, per...
