CAPÍTULO XIII

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Barcelona, España

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Barcelona, España.
Presente Día.

Después de bajar del avión, Dante se dirigió sin preámbulos a su casa. Las grandes puertas de metal le abrieron paso en cuanto su coche estuvo frente a ellas.

El chofer condujo lo suficiente para estacionarse frente a la gran fuente que adornaba el centro del patio frontal. Se bajó del auto y caminó dentro de la gran casa.

Estaba desierta, lo cual era raro. Tyler tuvo que haber llegado hace algunas horas, pero no se escuchaba el mínimo ruido.

Caminó a la cocina y solo estaba una de las empleadas, subió directo al piso de los dormitorios y fue hasta el del chico. Tocó la puerta debido a la perilla asegurada, pero no recibió respuesta.

Sintió a alguien detrás de él y sus reflejos lo hicieron sacar su arma y apuntar directo a la cabeza al girar su cuerpo. Tyler estaba serenamente parado frente a él con un revolver apuntándole al cerebro.

—Ya llegué —Comunicó mientras bajaba el arma y volvía a asegurarla.

—Muy bien —Contestó con una sonrisa, una que llegaba a ser macabra—. Hablé hoy a la Casa Blanca, quería hablar algunas cosas con Dominic acerca de los barcos, pero el secretario me dijo que estaba indispuesto. ¿Sabes algo? —Preguntó y Dante negó haciéndose el desentendido.

—No lo sé, tal vez tiene... ¿Fiebre amarilla?

—¿Qué?—Reaccionó ante la estúpida respuesta.

—Ay, no sé Tyler, no le ando oliendo el culo a Dominic para saber que es lo que tiene —Se detuvo a pensar un poco sus palabras—. Bueno, pero eso no me hace saber que es lo que tiene —Tyler rodó los ojos.

—¿A cuál país fuiste? —Preguntó interesado.

—A México —Contestó sin problemas.

—¿Y qué hiciste? Te veías muy ansioso por ir —Dante le dio la espalda y caminó hasta su recámara.

—Ya sabes —Comenzó—. Siempre hay algo divertido que hacer con sombreros, chiles y esas cosas de México —Terminó la frase, decepcionado de su mentira.

Entró a su habitación y Tyler lo siguió dentro.

—Así que, ¿Crees que los sombreros son divertidos? —Dante asintió sin darle la cara—.  ¿Sabes qué me gusta de ese país?

—¿Qué? —Preguntó. Quitó el saco que traía puesto y fue desabotonando su camisa.

—Me gustan sus palabras, más cuando las utilizas en una oración —Dante lo miró con el ceño fruncido ante la actitud del castaño—. ¿Quieres que te dé un ejemplo?

Dante asintió sin estar seguro de su respuesta, tenía el ligero presentimiento de que Tyler lo había descubierto, como siempre.

—No te quieras pasar de verga, porque te voy a mandar mucho a la chingada. Pendejo —Soltó causando una pequeña gracia en Dante. Bingo, Tyler sabía todo—. No te rías, que hablo en serio —Él asintió.

PROFANO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora