Dos hombres.
Dos corazones totalmente diferentes.
Dos formas de pensar únicas.
Y un mismo destino, uno oscuro y profano.
Uno de ellos ganó un alto puesto en la cadena de liderazgo. Mientras el otro, ganó un peón al que manipular, pero...
¿Y si este...
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Santiago de Chile, Chile. Presente Día.
La llamada entró y comenzó a sonar el timbre de espera. Realmente la angustia comenzaba a matarlo. ¿Estaría dormido acaso? Mordió su labio inferior e inconscientemente dejó caer sus hombros en alivio en cuanto contestaron del otro lado.
—¿Hola? —Respondieron con voz ronca. Solo estaba dormido. Cerró los ojos.
—¿Estás más tranquilo? —Preguntó mientras rascaba su nuca. Oyó un gruñido del otro lado—. ¿Qué pasa? —Preguntó.
—Desperté con una maldita erección que te cagas —Rio en respuesta y negó.
—Estoy lejos en estos momentos, sol —Dominic sonrió genuino.
—El doctor aún no me da luz verde para nada —Dante dejó salir una sonrisa. Tyler lo miraba con el ceño fruncido desde el otro extremo de la habitación. Últimamente, Dante sonreía más a menudo y eso se lo agradecería eternamente a Dominic—. ¿En dónde estás? —Preguntó curioso.
—Llegué a Colina hace como media hora —Dominic solo musitó un largo “ah” haciendo a Dante rodar los ojos—. Te hablé porque quiero proponerte algo —Mordió su labio y esperó respuesta del castaño.
—¿Qué clase de propuesta? —Preguntó en tono inocente.
—¿Realmente piensas que me puedes poner duro a través de un teléfono? —Preguntó serio.
—¿Podría? —Dante sonrió sin dejárselo saber.
—Sí, así que calla y escucha —Oyó reír a Dominic al otro lado de la línea—. Tengo que estar unos días por aquí, pero regreso a Barcelona en aproximadamente una semana. ¿Qué te parece si vas a pasar unos días allá, conmigo? —Dominic suspiró.
—¿Es en serio? —Preguntó y Dante llevó su mano a la sien.
—No tiendo a decir muchas bromas... —Susurró. Dominic calló un momento y suspiró.
—Está bien, te llamaré cuando aborde el vuelo —Dante asintió.
—Dormiste mucho, ¿realmente acabas de despertar? —Preguntó y escuchó a Dominic bufar.
—No sé a qué hora te fuiste, pero mi sueño fue interrumpido alrededor de las cuatro porque alguien dejó inconsciente a mi secretario —Dante frunció los labios.
—No me arrepiento de nada —Dijo y Dominic rodó los ojos.
—¿De qué manera quieres que te explique que simplemente es el chico que me agenda las citas? —Reclamó un poco harto de los celos de Dante.
—No es eso, lo que hace que me hierva la sangre es el hecho de que te llena la cabeza de ideas para que te alejes de mí —Dijo con furia apoderándose de su voz.