D‐12

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Pov. Jennie

Estudié a Lisa y deseé fervientemente que Jung‐jae llegara.

Por primera vez desde que era una interna, estaba nerviosa con una paciente.

Me gustaría creer que mi miedo, era una preocupación normal por mi seguridad personal en presencia de una enferma mental, que podría ser una asesina.

Pero eso no fue todo.

A pesar de mi sentido común y formación ética, algo dentro de mí respondía al deseo apenas velado en los ojos de Lisa, cada vez que la miraba.

"Transferencia" me dije severamente.

El paciente se obsesionaba con frecuencia con el analista.

Un riesgo laboral.

Tenía suficiente experiencia para saber eso.

Tal vez mi cerebro lo sabía, pero mis emociones no.

Como siempre, Lisa vestía un traje y una corbata conservadoras, pero la tela costosa y las líneas bien entalladas no lograron disimular los contornos de los músculos de sus muslos, que sabía que serían duros y sólidos al tacto, de un amplio pecho que le gustaba tocar.

Presioné el botón de la grabadora.

–¿Tuviste más sueños anoche?

–No–respondió ella–No más sueños. No dormí mucho después de todo lo que pasó.

–Eso es ciertamente comprensible.

Yo tampoco había dormido mucho... había dado vueltas y vueltas, pateé la cubierta y la levanté, me quedé dormida y desperté sobresaltada, soñando con las manos de Lisa en mi cuerpo acariciándome y luego en mi garganta asfixiándome.

En ese momento, los largos dedos de Lisa agarraron y masajearon la tela de cuero de los brazos de la silla.

Los miré con fascinación hipnótica, incapaz de apartar la mirada.

Un golpe rápido sonó en la puerta que había dejado parcialmente abierta y respiré una oración silenciosa de agradecimiento.

–¿Jung‐jae? Pasa.

–Siento llegar tarde. Tráfico de hora pico. Había olvidado lo inapropiado que es ese nombre. Es posible que nadie pueda apresurarse.

El hombre mayor entró luciendo diez años más joven.

Volver a la práctica parecía estar de acuerdo con él.

Se deslizó sobre una silla y se sentó cerca de Lisa, frente a ella.

–Entonces ¿Cómo estás hoy, Lisa?

–Bien. No más sueños.

–¿Estás lista para descubrir lo que te está pasando?

–Sí–respondió Lisa, su voz firme.

Me levanté y corrí las cortinas sobre la pared de las ventanas, apagué las luces y llevé mi silla al frente de mi escritorio, al otro lado de Lisa y Jung‐jae.

Jung‐jae y yo habíamos acordado la noche anterior que debería hacer la hipnosi, ya que ya me había ganado su confianza y la había sometido una vez.

–Está bien, Lisa. Recuéstate y relájate.

Como antes, su postura se parecía a la relajación solo en comparación con su habitual postura estrictamente controlada.

Pero sería suficiente.

Lisa estaba tan decidida a tener éxito que prácticamente entró en trance.

Doppelgänger/Jenlisa(G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora