Capítulo 3

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El resto de la semana pasa como una tortura, no se me ocurre nada para volverme a acercar a ellos y los dos parecen tan felices que no me parece justo.

Estoy en el auto mirándolos desde lejos, no puedo dejarlo así, no debo perder ante ellos, creo que si noto algo de su comportamiento encontrare por donde pueda atacar. En lo que estoy ahí, en unas cuantas ocasiones, Ángel mira en mi dirección, Ángela no lo nota, volteándose en seguida cuando cruzamos miradas. Me confunde que digan que se van a casar si a él no se le ve interés, más bien resignación.
Ángela lo abraza y besa en cada oportunidad, él solo responde sin sacar las manos de los bolsillos de su chamarra. La tarada me fastidia con su actitud infantil, brinca, gira y no deja de hablar, sin duda ella si esta feliz con él, pero, ¿por qué?

-Va a ir a la fiesta de Iván, la novia no, es tu oportunidad - entra Dan acomodándose la mochila mirándome fijo.

Iván es uno de sus amigos, no es muy conocido, lo que significa que la fiesta será pequeña, como cien invitados nada más.

-¿Estás seguro? prefiero no ir, las fiestas así de pequeñas son aburridas -me quejo.

-Pues si quieres una ventaja al fin, tendrás que ir -aprieto los labios ladeando la cabeza.

Enciendo el auto para marcharme, este par me está atormentando más de lo que deberían.

-Ya relájate llevas los últimos días insoportable, hoy harás justicia.

Lo miro fijamente asegurando que escuche bien.

-Hoy no se hace justicia, hoy inicia la venganza - hago pinzas con los dedos hablando con la mandíbula tensa.

-De acuerdo hoy inicia la venganza, así que disfruta, se supone que esa es la idea cuando hacemos este tipo de cosas - palmea mi hombro mientras sujeto el volante con fuerza.

-¿Sigues sin saber nada más sobre ella?

-No

-¿No qué te acuestas con la Orientadora? Deberías tener información privilegiada.

-Está en un congreso o audiencia o como se le diga en pro de la escuela, no he podido entrar a la oficina a mirar los expedientes.

-¿Para qué quiere traer más dinero a la escuela? - ruedo los ojos -. Esto va a tardar


Salimos de la habitación cuando termino de arreglarme para la fiesta a paso apurado con Dan andando tras de mí, al girar choco con la misma torpe que limpio los restos del espejo.

-¡Estorbas más de lo que limpias! - me incorporo aliso mi ropa y sigo.

De reojo veo que Dan le guiña y ella se pone roja agachando la mirada con una sonrisita estúpida.

-¿En serio? - arrugo la nariz.

-He visto como me mira, es tierno y gracioso que hasta ellas crean que me fijare en su miserable vida, tal vez imaginan que llegare para cambiarles la existencia, ya sabes, como en las telenovelas que suelen mirar.

-Si llegas a salir con una sirvienta de cualquier casa, en la vida nos volveremos a ver - afirmo sin detenernos.

-Ja, ja, ja eso no pasara, no hago caridad por nadie.

-A menos que sea para tu beneficio - entrecierro los ojos.

Muestra los dientes blancos con una sonrisa malvada.
Llegamos, nos saludan con efusividad cada que nos notan, lo que me facilita moverme por la casa para encontrarlo, hasta que lo ubicó, mientras que Dan se va por su lado. Busco un lugar donde pueda observarlo sin que lo note.

Los asistentes bailan música tranquila, el volumen no es tan alto y el alcohol no es ilimitado como cuando yo organizo una fiesta, aun así me mantengo con una meta fija en la cabeza. Vengarme

Perdiendo el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora