Mi respiración se acelera desde que lo vi acercarse, no pienso en ninguna respuesta que me dé la razón. Nos miramos directo a los ojos aprovecho para llenar mis pulmones de su olor.
Poco a poco recarga su pelvis a mí, dobla los codos para juntarnos, con deseo abro las piernas acomodándonos como quería desde un inicio.
Baja lento hasta chocar nuestras bocas, no apresuro nada, ya entendí como lo prefiere y me doy cuenta que lo disfruto más así también.
Sus movimientos delicados me relajan, mis manos viajan solas a su cadera pegándolo más a mí, también baja intensificando el roce y el cosquilleo, lo envuelvo con las piernas.
Sin control de mis emociones y la urgencia de tenerlo, busco desabrocha el pantalón, no se mueve para que me deje quitárselo. Ángel baja una mano a mi seno acariciando lento haciéndome sentir cada milímetro de su mano.
Sin previo aviso, deja de besarme manteniendo sus labios sobre los míos, la caricia que me estaba llevando al cielo se detiene, con la respiración agitada, nuestras frentes juntas y sus ojos cerrados se queda completamente quieto.
—No creo que debamos —me dice cuando sujeta mi mano con la misma que me tocó quitándome de su botón.
—¿Porqué? —hablo entrecortado.
—Es... —mueve la cabeza de un lado a otro.
—Complicado —termino y lo empujo.
Cae a mi lado con las cejas hundidas apretándose el puente de la nariz, me giro dándole la espalda poniendo ambas manos como almohada.
—Ya no tengo hambre, ya viste que estoy bien, vete —sueno triste más que enojada —. Ahora que lo pienso no tienes por qué darme explicaciones si no existe nada entre tú y yo, así que deja de preocuparte.
—No —se asoma por mi espalda, recargándose en mi hombro colocando su mano en mi cadera —, por favor, déjame mostrarte.
—¿Por qué no quieres acostarte conmigo? ¿Cómo sabes que Ángela es mejor que yo si no lo hemos hecho?
—No se trata de eso, jamás las compararía si me acostara con las dos —me hala para quedar de frente —, me siento mal por ella, quiero hacer las cosas bien.
—¿Esto es bien? —señalo su erección.
—Yo sé que no, pero no quiero empeorarlo, ella ha sido muy buena conmigo desde —se tensa por un segundo —, desde el principio y me ha demostrado que realmente quiere estar conmigo.
—La lástima no es buena para nadie, a ella la detesto, pero no creo que sea lo "correcto" como dices.
—No hablemos de esto, mejor vayamos a comer —suplica.
—Solo dime ¿Qué tienen las otras con las que has estado que yo no?
—¡Démoni por favor!
—Tengo derecho a saberlo —hablo un poco histérica con los ojos llenos de lagrimas sin dejarlas caer.
Se deja caer de espalda a la cama resoplando fuerte.
—No me he acostado con muchas, por mucho son cuatro y no tengo la costumbre de compararlas.
—Yo ni siquiera estoy en la lista —me pesa el corazón al decirlo.
Vuelve a ponerse de lado mirándome, me mueve el rostro hacia él halándome del mentón.
—Tú nunca vas a estar en esa lista.
—¿Tanto asco te doy?
—Yo no dije eso.
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Perdiendo el cielo
RomanceDémoni es una chica empoderada con mucho dinero, en el último año de su carrera, tiene un carácter difícil, y pocas veces olvida. Planea una venganza por lealtad a Dan, su mejor amigo y ex pareja; contra Ángel y Ángela, la pareja de ensueño que t...