Primera parte. Capítulo II. Willow.

135 19 1
                                    

Cuando la campana de salida sonó sólo opté por  arrastrar mis cosas a la mochila y vaciar mi pupitre. A los cinco segundos me encontraba apurando a Min para irnos porque seré muchas cosas, pero no abandonaría a una amiga jamás. Aunque no tuviese mucho sentido ya que vivíamos a lados opuestos de la ciudad.

—¿Por qué tanta prisa?

—Freen quiere que cenemos juntas cuando salga y tengo que alistarme y elegir el lugar.

—¿Cena con Freen? Si parece que te estás preparando para una cita romántica.

NoeNoe: ¿Qué tal el primer día de clases?

Ignoré el comentario de Min debido a que toda mi atención se centró en el mensaje de Noe.

NoeNoe: ¿Tienes planes para hoy? Salgo a las 5.

—¿Mensaje de Noe?— fruncí levemente el entrecejo y asentí con la cabeza.

—Me pregunta cómo fue el primer día de clases.

Becccca: ABURRIDOOOO.

Becccca: Hoy cenaré con Freen.

—A ella sí le respondes, ya veo...— Min dijo eso tan bajo que por un momento no entendí lo que dijo, pero al entenderlo decidí callar. Escuché la respuesta de Min ante mi silencio, un profundo suspiro.

Ni siquiera me di cuenta de lo poco que platicamos hasta que nuestros caminos se separaron, me mantenía demasiado ocupada viendo posibles restaurantes para hoy en la noche.

NoeNoe: Sugiero un elegante McDonald, a Freen le gustaría unas hamburguesas.

¿McDonald? Quiero un lugar cálido donde pueda estar con ella, no un lugar con niños gritando y corriendo. Ni siquiera me molesté en contestar ese mensaje y sólo terminé de bañarme. No tenía demasiado tiempo antes de que Freen saliera del trabajar.

—Ya casi son las 8, Freen debió salir a las 7, ¿por qué tarda tanto?— lo dije en voz alta aunque nadie estuviera a mi lado para escucharme. Bufé antes de tomar mi celular.

Beccca: ¿Freen? ¿Todo bien? A este punto no tendremos dónde cenar.

Envié el mensaje algo molesta. Quizá volvería a romper su promesa.

Pasaron alrededor de quince minutos y me di por vencida. Me tiré en el sofá y encendí el televisor sin importarme que mi atuendo se arrugara por completo y mis zapatos ensuciaran el sofá. Minutos después escuché el auto de Freen. —ya era hora— me dije a mí misma.

Freen abrió la puerta y se detuvo en la entrada cerrando ésta despacio —hasta que llegas, pude haber muerto de hambre, ¿te parece justo dejarme morir de desnutrición?

—¿Y a ti te parece justo que me entere por un adolescente al que nunca he visto y no tengo ni la más mínima idea de cómo consiguió mi número me mande mensajes de que mi hermanita tuvo un accidente?

—¿Eh?— dije nerviosa ante el tono y la mirada furiosa de Freen.

—Tu noviecito me mandó un mensaje hace un par de horas mencionándome que hoy te había chocado un automóvil antes de llegar a la escuela y estaba preocupado por ti, pero no quería decirte nada porque no quería incomodarte y su mejor idea fue consultarlo con tu hermana para que te cuide mientras él no está ahí.

Las manos de Freen se movían al ritmo de su voz, la cual sonaba increíblemente molesta.

—¿Hace cuándo dijiste que te lo mandó?

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora