Primera parte. Capítulo III. Daylight

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Al regresar a mi habitación y cerrar la puerta no pude evitar esbozar una enorme sonrisa. Todo parecía ir horrible y simplemente terminamos de alguna manera bailando bajo la luna con las luces de la ciudad como espectadores de nuestra danza. ¿Podría acaso haber terminado mejor?

NoeNoe: ¿Despierta?

Becccca: Si, acabo de volver de cenar con Freen.

NoeNoe: Mmm... ya veo...

Becccca: ¿Qué cosa?

Fruncí el ceño al leer el mensaje de Noe y en cuanto le mandé el mensaje escuché la puerta de mi habitación ser tocada. Guardé mi celular en el bolsillo de mi suéter y me aproximé a la puerta. Al abrir me sorprendí ligeramente al ver a Freen, no porque ella estuviera al abrir porque es lógico que fuera ella, vivíamos solas, sino porque eran casi las once de la noche y ella aún no dormía, ¿no tenía que trabajar al día siguiente?

—Freen, ¿está todo bien?

—No puedo dormir, ¿quieres galletas y leche?— reí suave al ver su cara dulce, lucía como una niña pequeña pidiendo una rebanada más de pastel. Asentí con la cabeza, lo que provocó que Freen sonriera ampliamente y comencé a seguir sus pasos hasta la cocina.

—¿Recuerdas cuando mi padre nos daba sándwiches de mantequilla de maní y mermelada cuando se quedaba hasta tarde trabajando?

Reí al recordar asintiendo con la cabeza —sí, y por alguna razón siempre quería el tuyo en cuanto le dabas la primera mordida.

—¿Quieres un sándwich de esos?— Freen me preguntó con una enorme sonrisa, por lo que no pude negarme y simplemente asentí emocionada de revivir aquellos tiempos de niñez —siempre decías que mi sándwich tenía más mermelada que el tuyo— comentó mientras preparaba los sándwiches y pude observar cómo a uno le ponía el doble de mermelada.

—¿Eso dije? No logro recordar— reí colocando ambas manos en mi sien y cerrando los ojos.

Freen llegó colocando un plato con mi sándwich. Alcé la vista para agradecerle, pero me quedé callada al ver sus ojos dulces acompañando su cálida sonrisa. Me quedé con la noca semi abierta hasta que la escuché hablar.

—Bec, ¿estás bien?— su voz sonó lejana en un principio, pero rápidamente intenté controlar mi cuerpo para que reaccionara ante el llamado de Freen.

—S... Sí, todo bien.

—Entonces— habían transcurrido apenas unos segundos desde que comenzamos a comer y dar un par de mordidas a nuestros sándwiches cuando Freen dejó de comer, tomó un sorbo de su leche y se colocó en una pose bastante seria —ese chico que me escribió, ¿es tu novio? Porque creo que debo saber con qué clase de personas sale mi hermanita.

—No me llames "hermanita"... me molesta.

—¿Hermana? ¿Sis? ¿Sisterna?

—¡Sólo llámame Becky! O Bec, o Rebecca— dije riendo más por desesperación que por gracia.

—¿Baby Bec?

Sentí un absurdo y tonto calor en las mejillas y mi corazón latir sobre mi pecho. Sabía que ella sólo estaba molestándome, pero me sentir demasiado nerviosa en ese momento, ¿qué demonios estaba pasándome? —sólo mi nombre está bien— seguí comiendo esperando que el rubor de mis mejillas no fuera notorio para Freen. —Es sólo un amigo, se llama Nich.

Decidí hablar para desviar no sólo la conversación, sino también mis pensamientos. Me encontraba tan concentrada en mí que no me di cuenta que Freen no me había mirado desde que me llamó "baby Bec", quizá había pensado que me había molestado ante tal llamado.

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