Primera parte. Capítulo VII. You belong with me.

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Sentí cómo Freen se tambaleaba, por más fuerte que la tuviera tomada de la cintura ella de mis hombros —estoy mareada— me dijo con su frente apoyada en mi frente y los ojos cerrados. La guie para que lentamente se sentara en el sofá. La fui recostando poco a poco para que no se mareara aún más y agradecí que ya había bajado mi cobija y se encontraba una almohada cerca de donde ella tenía la cabeza recostada. No me creí con la fuerza física y mental de ayudarla a subir las escaleras hasta a su habitación. En cuanto terminé de arroparla me separé de ella para dejarla dormir, pero en el momento en que giré mi cuerpo sentí cómo me tomaban de la muñeca —no me dejes— dijo en un puchero.

—Tienes que dormir— me agaché hasta tener su rostro frente al mío y acaricié su cabeza mientras le sonreía.

—Duerme conmigo, Bec.

Su petición me provocó un escalofrío inmenso. No tendría nada de malo, es decir, no es como que fuera la primera vez que durmiéramos juntas, pero era diferente, acababa de besarla y ahora estaba acostada en el sofá, totalmente ebria y pidiendo que me quede con ella, ¿eso no es como aprovecharme de la situación?

—Tienes que dormir y yo también, no me voy a quedar contigo.

Freen se cruzó de brazos manteniendo firmemente su puchero tras escucharme —entonces me niego a dormir.

¿Y ahora qué hago? Tendré que quedarme con ella a dormir en el sofá.

Chasqueé mi lengua antes de bufar y accedí a su petición. Ella levantó la cobija donde se encontraba arropada para que yo me colocara a su costado. Suspiré nerviosa antes de acostarme dándole la espalda, ella, por su parte, se pegó a mí de tal manera que me abrazaba por la espalda. Escondió su rostro en mi cuello y sentí su cálido y calmo respirar, algo que me arrulló y me hizo sentir segura.

—Algún día le diré a Becky que también estoy enamorada de ella— murmuró adormilada tras unos minutos de silencio.

Tragué saliva nerviosa y simplemente asentí —algún día, Freen. Descansa.

Caí dormida mientras acariciaba su cabellera, pero no me di cuenta hasta la mañana siguiente que mis párpados comenzaron a fruncirse debido a la luz del sol chocar sobre ellos. Abrí los ojos notando que mantenía la misma posición con la cual había dormido la noche anterior. Me sobresalté un poco ante la situación y comencé a despegarme de Freen lentamente hasta desprenderme por completo de ella de una forma tan extraña que agradecía que nadie me estuviese mirando. Trepé de espaldas por el respaldo del sofá hasta deslizarme por éste y que mis pies toparan con el suelo. Me encontraba descalza así que no hice tanto ruido al subir las escaleras. Me bañé rápidamente y miré el reloj, se estaba haciendo tarde para ir a clases, por lo que me cambié lo más rápido que pude, bajé las escaleras, tomé mi celular y noté que Freen seguía dormida. Tragué saliva y me di cuenta lo hermosa que se miraba de costado, con la tenue luz del sol asomándose apenas ya entraba recién la mañana pegando sobre sus mejillas y deslizándose por su cabello volviéndolo ligeramente más brillante y claro. Suspiré deseando volver a besarla como lo hice hace escasas unas horas, pero no podía. Aquello había sido un sueño del cual había despertado, no realmente no deseaba volver a vivirlo de tal manera, deseaba algo real, algo que supiera que no se trata del influjo de alguna sustancia o imaginación.

Caí en cuenta mientras caminaba rumbo a la escuela que quizá Freen no recordaría nada de lo que había pasado y decidí hacer lo mismo, olvidar lo que había sucedido y no mencionar nada en absoluto a nadie, ni siquiera a Noe o a Min.

Quizá realmente nunca existió esa noche.

Becccca: ¿Freen? ¿Está todo bien?

—¿Te encuentras bien?— la pregunta de Min me hizo reír levemente ya que acababa de mandar un mensaje cuestionando lo mismo —¿dije algo chistoso?— negué con la cabeza mientras observaba el rostro confuso de Min.

Eras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora