Despertó sobresaltada al sentir que tiraban con brusquedad de ella. No sabía cuánto tiempo había transcurrido desde que se quedó dormida tras llorar hasta agotar sus lágrimas, y su cuerpo apenas le respondía. ¿Por qué habían vuelto? ¿Qué querían de ella? Gimió al sentir el férreo agarre alrededor de su brazo. El escozor de la fuerte tenaza de esos dedos presionando sin piedad sobre los moretones que ya parecían ser permanentes en su piel la dejó sin aire.
"¡No, no! ¡Por Dios, no de nuevo!", se lamentó en silencio al comprender que volvían a llevarla al laboratorio. Trató de resistirse, como siempre hacía, pero eso solo los hizo sujetarla con más fuerza. Pensó que tendría más tiempo antes de que volvieran a buscarla; sin embargo, sus intenciones eran claras. Querían someterla de todas las maneras posibles hasta encontrar lo que escondía su mente. Y por supuesto, cuanto más agotada estuviese más fácil les resultaría.
Pero no estaba dispuesta a entregarlo. Aunque ansiaba con desesperación hallarlo también y descubrir el porqué de aquella poderosa conexión, jamás permitiría que esos monstruos le hicieran a él lo mismo que a ella. No sabía por qué lo protegía con tanto ahínco, ni siquiera quien era —o qué—; no obstante, para ella no había otra opción. No cuando lo único que percibía en esos asquerosos animales era un profundo odio y anhelo de muerte.
No, no lo consentiría de ninguna manera. No cuando eso podría significar que le hicieran daño. Él era lo único que todavía estaba intacto en su interior y así seguiría mientras que de ella dependiera. Aun así, no podía ignorar la realidad. Comenzaba a sentir la grieta en su mente, la inestabilidad de aquellas paredes que resguardaban sus pensamientos más profundos, lo cual indicaba que lo que fuese que le hacían parecía estar funcionando. Tal vez debía empezar a considerar el ponerle fin a su vida. Solo así acabaría aquella horrible tortura.
Un sollozo escapó de su boca al tiempo que los temblores invadieron su cuerpo. Sus fuerzas mermaban alarmantemente y era cuestión de tiempo para que terminase quebrándose. Se las había ingeniado muy bien hasta ahora para mantenerlos lejos de él, de su imagen y las sensaciones que provocaba cada vez que surgía en sus pensamientos, pero no creía que pudiese seguir haciéndolo y cuando al final su visión surgiese en su mente, entonces todo estaría perdido.
—A este ritmo va a quedar piel y huesos —murmuró una voz cerca de ella con notoria desaprobación.
—¿Desde cuándo te importa? —se oyó otra un poco más lejos. Había sorpresa y diversión en esta.
—No me importa, pero tampoco me quiero coger a un esqueleto cuando se cansen de ella. Se está quedando sin tetas.
Se envaró al sentir la brusquedad con la que unas grandes y pesadas manos apretaron con dureza sus pechos por encima de la ropa. Abriendo los ojos en el acto, los clavó en aquella bestia que la miraba con absoluta lascivia y se removió para evitar el contacto. Pero ya la habían atado a la camilla y el repentino latigazo de dolor que irradió por sus extremidades desde muñecas y tobillos la hizo detenerse. Su piel estaba lastimada y oscura debido a los moretones que dejaban las cintas utilizadas para amarrarla.
Su compañero lanzó una fuerte carcajada.
—Esquelética, pero salvaje —indicó el otro, divertido.
—Sí, y no sabés cómo voy a disfrutar domándola.
Las lágrimas brotaron de sus ojos al percatarse de que no tenía salida alguna. Si el tratamiento no acababa con ella, entonces ellos lo harían.
De pronto, el sonido metálico de una cerradura, seguido por el rechinar de una puerta, los interrumpió. De inmediato, ambos hombres se apartaron de la camilla para dejar lugar al médico que se encargaba de administrarle la medicación y aplicar las descargas.
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Su ángel vengador
RomanceLibro 2 Trilogía Oscuridad. Historia corta. ♡ Rafael es el más poderoso sanador de los renegados que encabezan la rebelión y posee el don de la premonición. Junto a sus hermanos, lucha contra los de su clase para evitar que la creciente oscuridad se...