Un sollozo escapó de sus labios en cuanto sus ojos coincidieron con los de él, celestes, hermosos, cálidos, y sin importarle que no se encontrasen solos, se arrojó a sus brazos. Rafael había despertado. Su ángel vengador había vuelto a su lado.
—Tranquila, nena, por favor no llores —susurró él, consciente de lo que había pasado, mientras le acariciaba el cabello con ternura.
—Estaba tan preocupada... No reaccionabas y aunque sabía que esto pasaría yo no pude...
Rafael alcanzó a oír la desesperación en su voz y su dolor le atravesó el alma. Se separó lo suficiente para poder mirarla y con una sonrisa tranquilizadora, acunó su rostro entre sus manos.
—Todo está bien —aseguró, limpiando con sus pulgares las lágrimas que habían comenzado a deslizarse por sus mejillas—. Ya estoy acá con vos, despierto, y me siento mejor que nunca.
Si había algo que Rafael no soportaba, era verla llorar, sentir su tristeza. Su angustia se le clavaba en el pecho, comprimiéndolo, dificultándole incluso respirar con normalidad. Podía lidiar con casi cualquier cosa, enfrentarse con múltiples y peligrosos demonios a la vez y arriesgar su vida por su familia, pero no podía tolerar su llanto.
Inclinándose hacia ella, la besó con suavidad. Quería confortarla y, de paso, confortarse a sí mismo con su cercanía. A pesar de haber estado inconsciente, su cuerpo la había añorado a cada segundo, y la necesidad de tocarla, de tenerla entre sus brazos, lo ahogaba, imponiéndose con fuerza.
Solo pretendía aliviar el apremio por sentirla a su lado, a salvo, por cuidarla y contenerla, pero en cuanto la rozó con sus labios, todo en su interior vibró, alejando cualquier pensamiento coherente de su mente. Sin poder contenerse, empujó con su lengua y se adentró despacio en los confines de su boca. Ansiaba volver a probarla, embeberse con su sabor.
La apretó contra su cuerpo al sentirla estremecerse. Temblaba, todavía atemorizada por lo que pudiera haberle pasado a él, y deseaba protegerla de todo lo que le hiciera sentirse así. Ella tenía que saber que jamás la dejaría, que nunca se iría de su lado de nuevo. Profundizó el beso al notar su rendición y la oyó gemir quedamente, provocando que cada célula de su ser se encendiera en el acto. Estaba hambriento de ella. Se sentía más fuerte que nunca, radiante, poderoso, y sabía que todo se debía a la hermosa mujer que se desarmaba en sus brazos.
Una tos, seguida de una suave risa, lo regresó bruscamente al presente. De inmediato, percibió las presencias de Alma y sus hermanos y tomó consciencia del espectáculo que estaban brindando ante ellos. Luna se encontraba sentada a horcajadas sobre su regazo mientras él la devoraba con pasión, sosteniéndola contra su cuerpo con una mano alrededor de su nuca y otra en la parte baja de su espalda. Al parecer, ella lo hacía perder noción de todo lo que los rodeaba.
—La falta de vitalidad no estaría siendo un problema —comentó Ezequiel, con tono jovial.
Con la respiración aún acelerada, Rafael posó los ojos en los de su hermano mayor. Había diversión en estos y también alivio. A su lado, Alma se tapaba la boca para ocultar su evidente sonrisa. Y un poco más atrás, junto a la puerta, Jeremías mantenía su atención en uno de sus cuchillos, al cual hacía girar una y otra vez entre sus dedos. Parecía despreocupado, incluso aburrido, pero él lo conocía mejor como para saber que en realidad estaba alerta y pendiente de cada movimiento a su alrededor.
Se encogió de hombros. No iba a disculparse por demostrar lo mucho que amaba y deseaba a su mujer. Después de todo, eran ellos los que habían irrumpido en su habitación. No obstante, sabía que Luna sí se sentiría avergonzada por haber sido atrapada en una situación tan íntima.
—Oh, Dios —murmuró ella de pronto, demostrándole que estaba en lo cierto.
La sujetó de la cintura cuando se apartó de un salto para evitar que se alejase demasiado y se incorporó también, sin mostrar ningún indicio de cansancio o sobreesfuerzo.
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Su ángel vengador
RomanceLibro 2 Trilogía Oscuridad. Historia corta. ♡ Rafael es el más poderoso sanador de los renegados que encabezan la rebelión y posee el don de la premonición. Junto a sus hermanos, lucha contra los de su clase para evitar que la creciente oscuridad se...