All of Us Are Dead | [OC x Lee Su-Hyeok]

Side Story

[Este fragmento fue denegado, pues decidí cambiar el rumbo de la historia, aun así, lo subiré porque me agradó.]

Fue una vela, una pequeña llamarada que terminó por consumiendo todo, incluso a su padre en ese tortuoso proceso.

Esa noche ella lo había pensado, el fuego sobre la piel dolía, quemaba y dejaba marcas que no se podrían borrar. Tal vez ese era el castigo que merecía aquel hombre, tener una gran cicatriz por hacerle tanto daño. 

No lo hizo de un momento a otro, pues no era la única allí. Ese bebé la acompañaba, la mujer que lo había dejado en sus brazos dijo que le llamaba "Yeong", pero esa mujer no había vuelto a por él, ya habían pasado semanas, y cree que hizo como su madre, abandonó a ese bebé con el peor hombre que pudiera existir.

Veía la llamarada de la vela, y cuando se disponía a tomarla, el llanto de ese bebé la obligaba a dejarla por completo. Su atención se centró en ese pequeño ser que se calmaba cuando sostenía su meñique entre sus pequeñas manos. No tenía preocupaciones.

Era un bebé que no sabía que había entrado a un infierno. Pero ella, ella tenía la oportunidad de liberarlos a ambos, tal vez con un castigo, su padre por fin cambiaría, volvería a ser ese hombre que sonreía felizmente al lado de su madre, tal vez, incluso ella volvería a su lado.

Esa noche, su padre había llegado ebrio, demasiado para caer en un pesado sueño. Sostuvo al bebé, dejándolo en la sala del departamento. Y la vela una vez más se posó en sus manos. Caminó hasta la habitación de ese hombre, y la soltó.

Observó como ardía, como comenzaba a expandirse fuera de esa habitación, obligándola a retroceder por el calor que incrementaba. El humo comenzó a inundar todo el departamento, incluso sus propios pulmones. Pero entre todo ese pesado ambiente, vio como el cuerpo de su padre comenzaba a ser consumido.

Los gritos vinieron después, escuchó la voz de su padre pidiendo ayuda mientras el humo se hacía mayor y evitaba que viera dentro de esa habitación. Su cuerpo tembló cuando su nombre fue dicho, no la llamó "bastarda", eso significaba que estaba realmente molesto.

Sus pasos retrocedieron con temor a que ese hombre saliera entre el humano y la comenzara a golpearla, temía que no se detuviera allí, y también golpeara a ese bebé que había comenzaba a llorar. Corrió, sin darse cuenta de lo que la perseguía ahora, era el fuego.

Tomo al bebé con dificultad, y salió del departamento, pero al ver si ese hombre la seguía, solo observó el fuego que no dejaba reconocer la sala donde hace unos segundos ella y ese bebé habían estado.

Sus vecinos salieron, viéndola en medio del pasillo con ese bebé que no dejaba de llorar. Hubieran cerrado sus puertas, si ese humo no hubiera llamado la atención del todo el complejo. El fuego siempre sería peligroso, al igual que su padre.

Escuchó los llamados que hicieron, no eran por ella, o por el bebé, pedían ayuda por ellos mismos, no querían que el fuego se expandiera hasta llegar a sus casas. Los bomberos llegaron, esos hombres con esos grandes trajes, ellos fueron los que acudieron primero, y los que, por primera vez, no los ignoraron.