La puerta golpeó tan fuerte que Nathan creyó que crujiría de la fuerza, aunque para su suerte no fue así. Inhaló hondo y buscó en su mente la imagen de Grayson para poder calmarse y no lanzarle un cuchillo a su hermana.—¿Qué diablos quieres?—gruñó la chica al segundo de verlo en su habitación.
Oh, ella tampoco le estaba dejando las cosas fáciles.
—Cierra la boca, Aisling, porque desde que llegamos aquí no ha servido de mucho que la uses.—lanzó con enojo.
La chica estaba genuinamente sorprendida del comportamiento de su hermano. Siempre fue destacable su neutralidad y monotonía, ahora verdaderamente estaba molesto.
—Oh, ahora crees que porque has conseguido que un grupo de perros te ayude encontrarás al infeliz de Lace, uh.
—Es mas que un avance. Y lo poco que estamos progresando lo estás arruinando porque crees que puedes manejar todo tú sola.—lanzó mirándola con enojo.
Aisling no se iba quedar atrás de demostrar su inconformidad.—Já. No puedo creer que vayas por ahí confiando las cosas de la familia a un grupo desconocido de la raza que nos interesa aniquilar.
—¿"Cosas de la familia"?—repitió con la molestia silbando al final de sus palabras.
—¡Te atreviste a hablarles sobre Erick!—bramó furiosa.
Nathan volvió a inspirar con fuerza en busca de paciencia.
—Si, y qué.—respondió mientras su rostro se ensombrecía.
La chica rió secamente con ironía.—¿"Y qué"? Es nuestra familia, la pones en riesgo dejando a lucir nuestros lados más vulnerables.
—Está familia no tiene ningún lado vulnerable.
—¡Claro que si! Pero tú no lo entiendes porque jamás te importó Erick.
Nathan detuvo en seco cada movimiento de su cuerpo y torció sus labios con incredulidad.
—Aisling.—advirtió en su tono.
—Siempre dejando de lado cada búsqueda, dejando de lado a cada miembro que te ofrecía pelear.—cada palabra salía con rencor.—No tienes ni idea de lo que perdimos, nunca te importó la muerte de Erick.
—No sabes lo que estás diciendo.—su estabilidad estaba en el borde, el decir aquello no era tanto para su hermana sino una convicción que quería mantener.—No tienes ni idea...—su voz tembló.—de como me sentí por la pérdida de Erick—su tono se volvió tosco.—y tampoco tienes el derecho de creer que lo sabes.
—Oh por supuesto que no, porque jamás lo sabrías.—la voz de la chica ahora daba una señal de debilidad. Nathan abrió sus ojos con sorpresa cuando entre la ira, la tristeza se asomaba.—Jamás entenderás lo que yo siento, lo que fue no tener a Erick a mi lado de la jodida nada por culpa de un maldito rabioso.—continuó mientras apretaba sus puños.— Y ahora tú alías con las mismas criaturas...
—No te das cuenta que lo único que esos chicos quieren es vivir en paz,—su tono se había apaciguado. Pasó saliva.—una paz que nos arrebató Jonatan Lace—murmuró suficientemente alto para que los ojos de su hermana se fruncieran. Nathan pensó en la manada, en Stiles, en su estado tan grave.— Si mi ayuda puede intervenir en que ellos no se vean afectados entonces voy a darles todo de mi.—los músculos de su mandíbula se tensaron.—Porque somos cazadores—pensó en su padre, y en su madre, en los valores que había adquirido de ellos.—no por motivo de ver correr sangre,—pensó en su hermano y cerró sus ojos con dolor.—sino de proteger.
Aisling crujió sus dientes con furia y levantó su rostro hacia su hermano solo para verlo en aquel estado silencioso y con rostro bajo. Aquello, por alguna razón, le había hecho enfurecer más.