Capítulo 14

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—Es... una linda casa.

Sinceramente, para ambos chicos lobos era muy fría e incómoda, los hacía sentir que en cualquier momento podrían ser atacados y eso los mantenía tensos.
El muchacho reconocido por el nombre de Nathan les dio una mirada y se encogió de hombros.

—Sigo sin adaptarme del todo, es algo extraño estar aquí.—Scott miró a Isaac de soslayo.

—¿De dónde son?

Dieron unos cuantos pasos hasta llegar a una sala ciertamente enorme, todos los muebles acomodados en una forma tan acertada. Lydia permanecía callada, observando cada detalle que podía, y sintiéndose cada vez más familiarizada con aquella familia y aquella casa; se sentó junto a sus amigos y esperó a que sus amigos hablaran.

—Oregon.

Isaac silbó sorprendido.—Bastante lejos debería decir, ¿qué los hizo ir tan lejos de su casa?

Nathan mordió su labio inferior.—Mi hermano.

—Y mi hijo.

Todos reaccionaron ante una quinta voz; una mujer morena, alta y con un semblante algo serio se acercó a el grupo de jóvenes que acompañaban a su hijo menor. Todos se levantaron dispuestos a saludar a la mujer pero ella les hizo una seña de que no se levantaran, se sentó junto a su hijo y fijó su vista en la única pelirroja de la habitación.

—A ti te conozco.—Lydia sintió los nervios salir a flote pero tomó su postura y asintió.

—Creo que yo vine a la puerta de su casa diciendo algunas palabras,—la mujer apretó sus labios y asintió.

—Pero no tienes idea de lo que hiciste, ¿no es así?—todo quedó en silencio confirmando lo que decía la mujer, ésta mantuvo su rostro serio y suspiró.— Me doy cuenta por tu forma de ser, cuando te presentaste en la puerta de nuestra casa parecías animada y como si se tratara de un amigo; ahora sólo te mantienes al margen, callada.

Lydia bajó su mirada unos segundos y luego volvió a ver a aquella mujer con cierta fijeza.

—Hay diferentes máscaras para todos, señora.

La mujer hizo una mueca en un intento de sonrisa pero la malicia pudo hacerse notar. Tomando su postura nuevamente se dirigió a los más jóvenes y abrazó levemente a su hijo.

—¿Quiénes son ustedes? Nathan no es muy bueno socializando, me sorprende que haya traído nuevos amigos.

—No sólo es una cuestión de amistad señora.—la mujer arqueo la ceja hacia el moreno, Scott tomó aire y se levantó.— Sabemos que no son una familia cualquiera. Alguien nuevo en Beacon Hills no significa nada bueno y curiosamente siempre es durante situaciones complejas.

—¿Complejas, dices?

Scott asintió.—Si, así es.

—Creemos que tienen alguna relación con un hombre llamado Jonathan Lace.

Al terminar de decir aquello ambos miembros de la familia se sobresaltaron; la mujer de aquella familia puso su mano en su pecho para luego guiarla a su boca cubriendo cada sonido que pudiera expresar sus sentimientos, Nathan se había quedado paralizado al escuchar aquél nombre y lo único que pudo hacer fue darse la vuelta y tratar de que sus pensamientos no le consumieran. Habían estado en lo cierto, aquél nombre, ese hombre que lo portaba tenía que ver con su misión principal y ahora daba rastro de estar en aquél pueblo. Ambos se dirigieron una rápida mirada para luego cerrar sus ojos y respirar con pesadez.

—Me parece que sí...—murmura Isaac mirando al moreno. Scott muerde su labio inferior.

—¿Qué tiene que ver Lace con ustedes?—Isaac pudo ver como las manos de la mujer comenzaban a temblar de una forma algo exagerada. La mujer tomó aire pero pareció más un sollozo.

—Ese hombre...—comenzó entre dientes.— asesinó a mi hijo.

Los tres adolescentes no dejaron esconder la sorpresa en sus rostros y se vieron entre sí. Nathan apretó su mandíbula y también les vio.

—Y haremos lo que sea para verlo muerto.

Lydia podía sentirse intimidada por el dolor y coraje que desprendían ambas personas pero algo dentro de ella le hacía ver que ese sentimiento de pérdida lo podía usar a su favor.

—Entonces tenemos más en común de lo que creíamos...—la pelirroja se levanta haciendo sonar sus tacones. Todos posaron sus miradas en ella.— También tiene cuentas pendientes con nosotros, se a metido con una persona muy importante para nosotros y no lo dejaremos ir sin haberle dado lo que merece.

Nathan miró la seriedad de la chica y asintió, luego se dirigió al moreno.

—¿Es una alianza?—extendió su mano. Scott la estrechó.

—Es una unión.

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—¿Y? Pareces un maldito zombie Stiles, reacciona hombre.

—Peter, no es como si vivir contigo fuera una molestia pero el no querer comer significa que no tengo hambre no que me voy hacer anorexico.

El mayor resopló enfadado y se dejó caer en el respaldo de la silla a unos espacios del asiento de Stiles.

—Se supone que debo de cuidarte y mantenerte a salvo, y lo primero que me dijo Scott fue que me asegurase de que comieras bien, lo cual no entiendo porque no soy la maldita niñera de nadie maldición.—el mayor se levantó de una vez por todas y se dirigió a la cocina de la mansión con impaciencia.

Stiles al verlo fuera de alcance sonrió levemente y negó divertido. Se sería mejor esa mañana, el sueño que había tenido con su ser espiritual y los recuerdos con Derek le habían subido el ánimo y creía que si mantenía su mente ocupada con buenos recuerdos podría avanzar con su estado físico. Miró a Peter entrar con una taza de algo en mano y de nuevo se sentó en la mesa junto a él tratando obviamente de ignorarlo, Stiles sonrió divertido y justo cuando le vio dar el primer sorbo decidió hablar.

—Y dime, ¿Qué hay entre tú y Liam?

Peter comenzó a toser con fuerza mientras trataba de recuperarse. Stiles no pudo evitar reír y estirando su cuerpo lo más que pudo le golpeó la espalda a Peter. El mayor al recuperar su respiración le dirigió una mirada entre incrédula y con pánico a Stiles.

—Tú... ¿de qué hablas? ¿de dónde sacas esas ideas?—Stiles hizo una risa sarcástico y le vio con obviedad.

—Últimamente son algo obvios, ¿sabes?—bebió de su vaso de agua.— descuida, creo que pueden ser una linda pareja aunque nunca creí que fueras un asalta cunas Peter.

—Sabes, creo que es algo de los Hale ir por más chicos, ¿no lo crees?—Stiles rió divertido y luego no pudo evitar morder su labio avergonzado.

—Bueno pero creo que no te has dado cuenta que acabas de admitir que tienes algo con Liam.—Peter abrió sus ojos algo más de lo normal al notar aquello.— Hey, creo que es bueno, todos merecen encontrar a alguien pero puedo decir que por mas inválido que esté te puedo asegurar que si hieres al menor de esta manada te voy a golpear esa cara que te cargas.

Peter rió burlón.— ¡Ja! ¿Tú? ¿herirme? Quiero ver eso.

—Quizá yo no, pero no soy el único que puede hacerlo.—el mayor bufó irónico mostrando que le daba igual pero en su interior tomaba la idea muy en cuenta.

—Incluso si así fuera...—comenzó Peter.— no me creo capaz de herirlo.

Stiles trató de tomar aquello con seriedad pero no pudo contener una fuerte y larga carcajada que resonó en toda la habitación. Peter le vio con enfado y no esperó en gritarle que no se burlara de lo que había dicho, Stiles seguía riendo buscando aire y a cada segundo que pasaba sentía la risa volver a sí.

Peter rodó los ojos dándose por vencido al tratar de callar al parlanchin que tenía que cuidar, pero sonrió suavemente al pensar en Liam y lo que dijo anteriormente. Era cierto, su atención ahora se enfocaba en aquél chico y por más vergüenza que le diera tenía que aceptarlo, pues jamás creyó que encontraría a su alma gemela y ahora, después de tanto tiempo, había una esperanza de poder tener el amor que había deseado a lo largo de su vida.

SoulMate «Sterek» (RTT#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora