CAPITULO 5

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¿Él había dicho eso? ¿Él?

Nos quedamos mirando fijamente. Yo no sabía que decir.

"Oh, yo también Benja. Incluso estoy enamorada de ti, sí. Desde que me diste ese beso no he podido dejar de pensarte."

No. No, imposible. Él dejó de mirarme.

-Tu hermano debe estar la borde de la locura. Vamos. -Dijo seco y empezó a caminar. ¿Qué le pasa?

Yo lo empecé a seguir, él ni siquiera volteó a mirarme. No sé por qué se puso así, me dice que me extraña y al rato, me trata como una completa desconocida. Llegamos a casa y Felipe se acercó a nosotros.

-Camila, ¿podemos hablar? -Dijo Felipe con su cara de arrepentido.

-No. No tenemos nada que hablar. -Dije entrando a casa.

-Camila, por favor...

-Déjala, Felipe. Mañana hablas con ella, no creo que ninguna chica querría hablar contigo después de como la trataste. ¡Y mucho menos tu hermana! -Dijo Benja mirándome. Gracias, gracias, gracias.

-Fue un impulso yo...

-Pues deberías trabajar en eso. En serio lo jodiste.

Ya no quería estar ahí, quería encerrarme en mi habitación y no saber más nada. Pero antes...

-Benja, gracias. -Dije seca y subí a mi habitación.

Pov. Benjamín

-Ya me tengo que ir, tengo que practicar con la banda. -Le dije a Felipe. Nos dimos nuestro típico abrazo de hermanos y me subí a mi moto.

Iba tan rápido. Siempre voy así cuando siento de todo, menos felicidad. Y ni siquiera sé que mierda estoy sintiendo.

Camila, Camila, Camila.. ¿Por qué mierda no me la puedo sacar de la mente?

Llegué al lugar donde siempre practicaba con mi banda. Hoy no teníamos que practicar, sólo no quería volver a casa ahora y sé que Facundo estaría ahí. Patee la puerta, cogí las baquetas y las tiré hacía la pared.

-Eh, eh, ¿qué pasa? -Dijo Facundo recogiendo las baquetas- Cálmate hermano, vas a arruinar todo aquí.

-Soy un imbécil. Ahora si que lo jodí todo.

-¿A qué te refieres?

-¿A qué mierda crees que me refiero?

-Camila... ¿Qué pasó ahora?

-Ella llevó a un maldito a casa y lo subió a su habitación. No estuvo ahí todo el día, ¡llegó con él! Cuando ese imbécil se fue, Felipe se puso como loco y sé que a ella le encanta molestarlo, siempre lo ha hecho. Le dijo que si no podía tener una noche de diversión como las de él. Sabes como es Felipe, se puso como un maldito loco y le dijo que era una puta. Bueno, ella antes de que lo dijera le dió una paliza, lo único que podía pensar era ¡esa es mi chica! Hasta que la vi llorando, no pude aguantar verla así. La saqué de ahí lo antes posible, empezamos a hablar y le dije que la extrañaba, joder.

-¿Qué te dijo ella?

-Ella no me dijo una mierda.

-¿Cómo?

-Sí, no me dijo una mierda. Después le dije que nos teníamos que ir y empecé a caminar dejándola atrás. Cuando llegamos Felipe la empezó a molestar y yo la defendí. Sólo me dijo un "Gracias" de esos fríos como toda la mierda que dice.

Facundo sacó dos cervezas y me entregó una.

-De acuerdo a lo que dijiste antes, ella no es tu chica.

-Lo sé. Gracias por recordármelo.

-No entiendo, puedes tener a cualquier chica y sólo estás detrás de una de dieciséis años que ni siquiera te habla.

-He intentado olvidarla todos estos putos años y no puedo. Ella lo es todo.

-Quien iba a pensar que Benja iba a estar enamorado. -Dijo riendo.

-No tienes idea de cuanto la odio. Mierda, la odio por desearla tanto.

Pov. Camila

-¿En serio tu hermano te dijo eso? Qué idiota. -Dijo Jazmin. Estábamos en su casa comiendo helado mientras veíamos televisión.

-Sí y Benjamin me defendió. -Ella enseguida soltó la cuchara.

-ESCÚPELO CAMILAAA. ¿Qué te dijo? ¿Qué pasó?

-Cuando Felipe me dijo eso, lo abofetee. Me dolió mucho eso y me puse a llorar, ya sabes, me conoces. Benja me agarró de la mano y me llevo afuera, empezó a caminar y nos sentamos en una banca. Yo sólo lloraba y el me abrazo, me llamó pequeña y...

-¿Y QUÉ CAMILAA?

-Me dijo que me extrañaba. -Jazmin abrió la boca y empezó a saltar.

-¡Te lo dije! Ese chico muere por ti. ¿Y tú que le dijiste?

-Nada. No le dije nada. Las palabras no salieron de mi boca.

-Juro que ahora mismo te mereces una paliza como la que le diste a Felipe ayer. -La aniquilé con la mirada.

-El punto es que después me empezó a tratar seco.

-¡Pues claro! Se sintió como un imbécil porque no le dijiste nada.

-Ya dejemos de hablar de Benjamin. Ven, quiero presentarte a alguien.

Había quedado con Diego en el mismo café donde nos conocimos. Cuando llegamos él estaba ahí sentado.

-Camila, mira ese chico de allá. Qué hermoso.

-Es él a quien te presentare.

-Camila, ¡mierda! ¿Me veo bien?

-Sí, siempre. Ahora vamos.

Llegamos y Diego se quedó paralizado al ver a mi amiga.

-Diego, Jazmin. Jazmin, Diego.

Mi amiga estaba muerta por él. Se le notaba. Sólo tenían que conocerse más. Harían muy linda pareja.

Después de comer, Diego se ofreció a acompañar a Jazmin, ya que vivían en la misma calle.

-¿No nos acompañarás, Camila? -Preguntó Diego.

-No, iré a casa. -Dije guiñándole el ojo a Diego a lo que el sonrió.

-Cuídate amiga, me llamas cuando llegues a tu casa.

-Sí, tranquila. Nos vemos después.

Y así empecé a caminar a casa. Cómo me gustaría saber manejar y tener mi propio carro, pero sería un desastre. Mierda.. ¡Mierda y más mierda! ¿Es que eso acaso fue una gota? Sí. Empezó a llover. Corrí lo más rápido que pude a casa, pero dió igual.

Ya estaba toda mojada.

Llegué a casa, me quité la bufanda y el gorro que tenía y lo tiré en la sala. Fui a la cocina para servirme chocolate caliente.

-¿Es que no pudiste pedir un taxi o algo así? -Esa voz la reconocería en cualquier lado.

-Ya me había acabado todo el dinero. -Dije mirando a un Benjamin apoyado en la puerta.

Él rió y se me acercó.

-Pobre tonta.

• Eres mía, pequeña || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora