CAPITULO 11

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Pov. Benjamin

Estábamos en casa de Felipe donde siempre nos reunimos, para planear lo que haríamos hoy. Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no escuchaba nada de lo que mis amigos decían. Se escuchaba música bastante alta de arriba, Camila. ¿Estaría bailando? No lo sé. Pero moría por verla. Después, apagó la música, supuse que vería una película o algo así. Ella ama las películas.

-¿Camila? -Dijo Felipe. No pude evitar voltear.

Mi corazón latía con fuerza. Mis ojos no podían creer lo que veían.

Camila... Joder, joder joder.

¿Es que por qué esta chica tiene que ser tan perfecta? No lo comprendo. Me quedé como un imbécil mirándola y más cuando se acercó a su hermano. Sus piernas, sus curvas, su maldito cuerpo.

Volví al planeta tierra. ¿A dónde coño iba? ¿A la fiesta de...? No, imposible. No lo creo ella no...

-Perdón? Joaquin me invitó. Fue algo así como "Vas a bailar toda la noche conmigo preciosa". Y yo también tengo derecho a divertirme. -Sentí la furia recorrer mi cuerpo.

Si antes Joaquin me caía mal, ahora lo odiaba.

¿Por qué ella aceptó ir? ¿Acaso le gusta? No puede ser.

No.

No había manera en el infierno que le gustara... O de pronto, yo sólo lo digo para sentirme mejor. Pero no, ¡puta mierda!

-Y ya llegaron por mí. Adiós. -Y se fue con su amiga.

-Vamos a ir a esa fiesta. -Dijo Felipe. Me había leído la mente. Sólo quería buscarla y llevarmela a cualquier lugar, no quería que estuviera ahí. No quería que estuviera con él.

No quería que pusiera sus sucias manos en mi chica. No quería que la miraran ni la invitaran a bailar, ni que le coqueteen, ni que la inviten a tomar algo.

Qué ironico, odio que las chicas sean celosas y yo ahora mismo estoy jodidamente celoso. Bueno, las entiendo. Pero, ¡mierda! ¿Cómo? ¿Desde cuándo ella tenía planeado ir? Felipe es un imbécil, nunca se da cuenta de nada.

Nos subimos en la camioneta de Felipe y el condujo hasta la casa de Joaquin. Esta mierda estaba repleta. Chicas y chicos, alcohol, drogas, habitaciones, baños, música, una piscina en la parte de atrás... ¿Qué más se puede pedir? Entramos y la música estaba demasiado alta, había tanta gente.

Parejas en las esquinas besándose, condones, cigarrillos, botellas, más parejas besándose, otras bailando, chicos coqueteando con chicas. Esta fiesta estaba fuera de control, si Joaquin no fuera el que hizo la fiesta y mi chica no estuviera aquí con él, probablemente la estaría disfrutando y mucho.

-Juro que cuando lo vea, le voy a partir la cara a ese imbécil, lo voy a hacer sangrar tanto que... -Fran se acercó a nosotros.

-¡Heeeeey! Ya la vi. Déjala disfrutar un momento, ¿qué tal que pierda su virginidad esta noche? -Juro que mataría a Fran.

-Vuelves a hacer un comentario así y juro que no sólo Joaquin va a terminar mal hoy.

-Hey, cálmate bro. No está haciendo nada malo, déjala disfrutar.

-¿Disfrutar? ¿De qué? Ese maldito no le pondrá sus manos encima jamás a mi hermana.

-Parecemos cuatro niñeros. -Dijo Jorge.

-Joder, deja de quejarte, ¿sí? Lo único que tenemos que hacer es sacar a mi hermana de acá.

-¿Cuáles son tus planes, Felipe? ¿Ver a tu hermana con Joaquin? ¿Ir, partirle la cara y llevartela? Acaban de arreglar todos sus problemas, lo vas a joder todo otra vez. -Dije intentando calmarlo.

• Eres mía, pequeña || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora