Kara se quedó ciega cuando tenía nueve años. Con el apoyo de su familia y amigos lleva una vida normal. Es estudiante de periodismo en la universidad de National City, le apasiona el atletismo y está saliendo con el capitán del equipo de fútbol.
Un...
Bueno, por fin!!! Lo siento, se me atravesó un poco el capítulo, pero finalmente está aquí. Espero que el próximo se dé mejor.
Espero que os guste y quiero ver vuestras estrellitas y comentarios, como siempre. Leer vuestros comentarios me ayuda a motivarme un poquito más para escribir, así que ya sabeis, quiero leer qué os gusta (o qué no).
Volví a casa después de sacar a Rex a dar un paseo. Hoy iba a ser un día largo y nos acostaríamos tarde, así que quise dejar a Kara dormir hasta que se hartara. Pero, para mi sorpresa, en cuanto entré en el salón, la vi allí, desayunando mientras escuchaba las noticias. Rex corrió hasta ella, buscando unos cuantos mimos que Kara no tardó en hacerle.
-Lena: Pensé que seguirías durmiendo.
-Kara: Sí... Pero esta de aquí dentro- señaló su vientre- se puso a jugar al fútbol conmigo. Así que me levanté, fui al baño, y...
-Lena: Te entró hambre – dije acercándome a besarla mientras Rex se tumbaba en su cama, en una esquina del salón – No entiendo cómo puedes comer tanto sin engordar.
-Kara: ¿Perdona? Lena, parezco una pelota. Por eso nuestra querida hija se ha puesto a darme patadas.
-Lena: Eres una exagerada.
-Kara: Si estuvieras tú en mi lugar, ya veríamos si exagero o no.
-Lena: Pero... No lo estoy. Y según Lois, tienes el peso perfecto, así que no, la comida no te engorda aunque comas como un elefante.
-Kara: ¿Un elefante...? ¡¿Ves? Estoy gorda, has dicho que estoy como un elefante!
-Lena: No, he dicho que comes como un elefante, que no es lo mismo. Los elefantes comen muchísimo.
-Kara: Y así están.
-Lena: ¡Kara! – dije, regañándola – En fin... ¿quieres comer algo especial hoy? ¿Un poco de ensalada, tal vez, para no seguir engordando?
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