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Avanzaron entre el plano verdoso que los rodeaba, el cielo comenzaba a descender sobre ellos con su oscura presencia y poca iluminación.

Al menos estaban teniendo suerte, ningún asesino se les había presentado de momento y el espantapájaros idiota no se encontraba por ninguna parte. Dirían que era un golpe de fortuna, o un golpe en seco como el de hace un instante.

Los árboles brotaron del suelo, la tierra se partió en pedazos y de allí nació un nuevo terreno desconocido. Se sostuvieron de lo que tuvieran a la mano, pero fue prácticamente inútil poder aferrarse a alguna cosa.

El piso tembló, un terremoto que no sabían explicar sacudió las copas de los árboles y de allí se escucharon cuervos sobrevolando el lugar. Ranpo chasqueó su lengua con molestia, seguido de un leve quejido que escapó de sus labios cuando una rama cortó su mejilla.

Pasó sus dedos, su sangre era de un color amatista y Poe no alcanzó a verlo.

Por más pánico que le diera, empujó un poquito a Karl para que pudiera saltar hasta la otra punta y alcanzar al detective, los envolvió un bosque tan frondoso como las nubes grises en una tormenta.

Aunque no se veía su mirada, sabía que Edgar tenía intenciones diferentes a las que él había pensado para ambos.

— ¿¡Eres idiota!?– le reclamó al otro extremo, tomó al mapache en brazos y se alejó de los lugares peligrosos — ¿¡Qué mierda es en lo que piensas!?

— ¡No puedo dejarte solo, por eso quiero que Karl te cuide!– se escuchó su grito, aunque ya no podía verlo — ¡Estaré bien, confío en que puedes resolver esto!

— ¡No tengo ni la menor de idea de qué carajos es esto, no sé por qué acaba de pasar!— se quejó entrecerrando los ojos debido al polvo levantado — ¡Poe-kun!

— ¡Todo va a estar bien, lo prometo!

Probablemente no lo estaría. Sus emociones pasaron de un océano con marea tranquila y olas relajadas a un maldito tsunami espumoso que arrastraba muerte y destrucción de todo el mundo. Tal vez debió pensarlo un poco mejor.

De igual forma, Karl se encontraba con él, no sucedería nada malo si esta vez se tomaba la pequeña molestia de poner sus suposiciones en práctica.

Es decir, Ranpo era increíble, no dudaba en lo absoluto de él ni un segundo, solamente que también quería ser más útil ahora para salir de allí.

Había descubierto un patrón diferente, sus propios sentimientos influían en el clima y duración del camino por el que debían pasar. Por su parte, Ranpo sabía que los suyos influían en el ambiente y vegetación.

Así que, ¿un bosque por qué?

¿Qué representaba y por qué aparecía ahora que aparentemente los dos se encontraban en calma?

Miró hacia arriba intentando ver el cielo, pero le era imposible debido a la cantidad exorbitante de hojas y ramas verdosas que pintaban en su totalidad la superficie. Suspiró ahora, se sentía cansado y no tenía un presentimiento especialmente bueno.

Observó y observó, a donde sea que viera siempre se veía más de lo mismo.

Las ramas crujiendo bajo sus pies y los sonidos provenientes de la misma naturaleza lo alteraban un poco más, pero sabía que tener paciencia y mantener la compostura era lo ideal. Es lo que Ranpo hubiera esperado de un rival digno.

Sacó su reloj de bolsillo que igualmente era una brújula, y por muy sorprendente que fuera, ésta última si funcionaba.

Siguió la estrella norte, esperaba llegar a alguna parte en lugar de andar en círculos sin rumbo alguno. Karl tenía buen olfato y sus instintos no podrían fallar, cuidaría bastante bien del detective y entre los dos lo encontrarían a él.

Nosotros contra el mundo // RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora