Mates

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Apenas se despertó al otro día, Enzo tuvo que salir del apretado abrazo en el que se había dormido con Julián. Su amigo podía ser muy asfixiante cuando dormían juntos.

Lo despertó suavemente y se rió cuando lo vio caminar como un zombie al baño. Dormir en una misma cama tan chica no era lo mejor para el descanso.

—Voy a bajar Juli —le avisó Enzo del otro lado de la puerta.

En el comedor el resto ya estaba desayunando. Todos parecían cansados pero de muy buen humor, alegres porque jugarían contra Croacia y no contra Brasil.

Enzo se sirvió un poco de café cuando una presencia lo abarcó detrás. Él ya sabía quién era porque su olor y su sombra se le habían hecho muy conocidas esos días.

—Buen día —murmuró Emiliano sirviéndose una taza—. ¿Todo bien?

Enzo lo miró de costado, de reojo. No sabía con qué estado de ánimo se encontraría ese día con él. La noche anterior parecía bajoneado y antes había sido él quien le insistía para verse.

—Buenas —decidió responder Enzo, sonando casual y amigable—. Todo bien, ¿vos?

Emiliano no respondió. Terminó de servirse comida en un plato y después lo miró.

—Bien, todo en orden —respondió y el silencio se extendió unos segundos más—. Anoche estaba un poco cansado pero quería que vinieras.

Enzo irguió una ceja porque era ridículo. Si hubiese querido que fuera no le debería haber respondido así.

—No se notó —Enzo no pudo evitar ser mordaz—. Tenés que ser más directo la próxima vez.

Emiliano suspiró e internamente sabía que un poco de razón tenía.

—Sí, no fui muy insistente —agregó sonriendo levemente—. Por eso quería aclarartelo.

Enzo movió el pie inquieto, inseguro de qué decir. Ese nuevo estado de su relación era muy incómodo e incierto, como si pisaran terreno con posibilidad de derrumbe.

—Si querés... —ofreció suavemente—, podemos vernos a la noche. Me parece que también tendríamos que hablar algunas cosas.

—Me gustaría —respondió Emiliano con una sonrisa y estiró la mano para darle una caricia en el pelo, un gesto amistoso que entre ellos ya significaba mucho más—. Te espero eh, no me dejes de garpe.

Enzo revoleó los ojos y se mordió los labios sin responder nada. Emiliano era un pesado siempre, pero había extrañado mucho que tuvieran ese trato simple que los había acercado. Los últimos días parecían dos desconocidos sin saber cómo hablarse y eso no les estaba haciendo bien.

Ese día de entrenamiento intenso los encontró de mucho mejor ánimo a ambos. Enzo se sintió más entusiasta y Julián pareció notarlo porque no le anduvo tan encima preocupado. Al otro día tendrían que jugar con Croacia y todos debían concentrarse en ese partido.

No había forma de explicar esa sensación que había en el ambiente, pero había cierto aire de relajación ese día. Habían logrado uno de los objetivos que era estar entre los cuatro mejores y ahora querían disfrutarlo un poco, pero sin perder de vista el triunfo mayor.

Aun así, Enzo no le dijo a Julián ni a nadie a dónde iba. Cuando pudo escaparse luego de la cena lo hizo, porque ya demasiadas personas sabían lo que pasaba entre Emi y él, así que capaz era mejor ya no comentarlo más. No estaba mal predispuesto a verlo, pero había algo dentro de él que le hacía pensar que tal vez no volviese a pisar la habitación de ese arquero.

Fuck you twice | Dibu Martínez x Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora