El amor

1K 68 15
                                    

La mañana comenzó demasiado temprano para todo el plantel, considerando la jodita que se habían mandado, pero tenían que irse para Santiago del Estero y trabajar en el siguiente partido. Era un poco triste pensar que esa aventura estaba pronta a terminar y que pasaría un tiempo hasta que todos volvieran a verse.

Enzo se despertó ese día en una comodidad y un calor que lo maravilló. Buenos Aires todavía tenía un clima bastante agobiante a pesar de que acababa de comenzar el otoño, pero dentro de esa habitación se había creado un ambiente satisfactorio. El brazo de Emiliano lo rodeaba con firmeza y él sólo buscó hundirse en el cuello de ese alfa mientras suspiraba. Era demasiado cálido y eso le dio un confort de donde no quería moverse, sólo deseaba quedarse allí resguardado en ese aroma.

Emiliano le acarició la espalda y sonrió al sentir cómo Enzo se acurrucaba contra él. Parecía un gatito y ese pensamiento le recordó a Pollito. Tenía deseos de preguntarle a Enzo cómo estaba el gato que le dio, como no habían hablado en ese tiempo no había tenido noticias de él, pero sabía que debía estar bien por lo que se veía en Instagram. Aun así, le intrigó saber dónde estaría el felino mientras Enzo estaba en Argentina. ¿Tal vez lo había dejado con su novio? Eso sería lógico, pero le molestó enormemente y apretó su abrazo sobre el omega.

—¿Qué pasa? —masculló Enzo adormilado mientras hacía dibujos perezosos con sus dedos sobre el pecho de ese alfa—. ¿Estabas soñando feo?

Emiliano no respondió. Sus pensamientos no eran agradables en ese momento, pero su humor se calmó al sentir el olor de Enzo que buscaba confortarlo y las caricias sobre su piel. Lo abrazó con cariño y buscó besar la cabeza del omega, su frente y su boca donde tenía una sonrisa plasmada.

—Levantate, dale —insistió Emiliano—. No te hagas el dormido.

—No... —protestó Enzo escondiéndose en el pecho de ese hombre—. Un rato más...

Esa protesta estrujó el corazón de Emiliano. Era tan hermoso ese pibe y verlo ahí con él, quejándose por no querer levantarse, sólo provocó que los sentimientos que tenía se desbordaran. Buscó besarlo de nuevo. Le acarició la espalda y enredaron sus piernas de una forma agradable, suave, donde ninguno de los dos quería levantarse pero tenían que hacerlo.

—Te hago unos matecitos para que te despabiles —sugirió Emi dándole un beso en la mejilla y Enzo se quejó nuevamente, pero aceptó.

Por suerte ahí tenían una pava eléctrica en la pieza, así que Emiliano se levantó para hacer el mate sin ningún problema mientras Enzo se desperezaba en la cama. Lo observó mordiéndose los labios y se quedó un rato mirando a ese arquero desde la cama, quien se había levantado a preparar mates desnudo como Dios lo trajo al mundo. Era tan alto, su espalda ancha, los brazos fuertes, las piernas, el culo...

—Che, ponete algo —dijo buscando en el borde de la cama el calzoncillo de su compañero y se lo tiró—. En cualquier momento aparece Juli y después me lo tengo que fumar yo quejándose.

Emiliano se rió y agarró esa prenda para ponérsela, y después se acercó con el mate a la cama.

—¿Lo decís por Juli o porque te pone celoso que alguien me vea? —preguntó eso guiñando un ojo y Enzo suspiró hastiado pero aceptó el mate que Emi le dio. Eso lo ayudó a despertarse.

—No estés mostrando lo que es mío...

—¿Ah sí? Bueno, vos tampoco entonces.

—Yo no ando mostrando nada, vos sos el que se saca la camiseta apenas ganamos un partido.

—Epa, ¿así que siempre me estás vigilando? Sos terrible, bebé.

Enzo no le dio más bola, pero aceptó los besos y mates matutinos que ese arquero le regaló. Obvio que siempre lo estaba mirando y sabía que Emiliano hacía lo mismo. Ojalá pudieran quedarse horas en esa cama boludeando o todo el día, pero tenían que salir antes que fuese alguno del equipo a apurarlos.

Fuck you twice | Dibu Martínez x Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora