Blessed: Interludio

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Emiliano siempre se levantaba temprano, más aún en las noches donde apenas podía dormir, como la que acababa de pasar. También a veces optaba por irse a descansar a otro cuarto para no joder a su mujer, porque cuando le agarraba insomnio era un poco insoportable con todas las vueltas que daba, aunque llevaba un tiempo pasándole esto. Mandinha ya no indagaba mucho al respecto, ella se tragaba sus excusas de "estoy cansado" o que lo tenía muy tenso su trabajo, cosa que era verdad. Las fechas del mundial de Qatar estaban cada vez más cerca y eso lo tenía increíblemente tenso, disperso, y con la mente en cualquier lugar.

Emi había hablado de este tema en terapia muchas veces y seguía haciéndolo, sobre cómo sentía cada vez más distancia con respecto a su vida. Llevaba ya un largo tiempo con ese vacío y esa desazón que sólo venía creciendo con el tiempo. Disfrutaba mucho estar con sus hijos y Mandinha era una gran mujer, una increíble compañera, pero la distancia entre ellos parecía solamente crecer. Emiliano ya había hablado de ese tema con ella, incluso antes de ir a la Copa América, pero esa charla siempre se posponía y se aplazaba con la excusa de "es una etapa" o porque su trabajo lo tenía enfocado en otras cosas. Aun así, Emiliano no podía evitar sentirse tremendamente cansado y sin saber muy bien qué rumbo tomar. El psicólogo ya le había sugerido qué estaba ocurriéndole, pero no quería pensar en eso por ahora.

Antes que el sol saliera de entre las nubes de Inglaterra, él se preparó el mate y agarró su bolso con las cosas para el entrenamiento. Era demasiado temprano para llegar al club, pero prefería tomar unos mates solo en su auto y dejar a su familia descansar tranquila.

Estacionó cerca de una plaza justo en el instante que su celular sonó. Otro de los motivos por los cuales salía temprano a estar solo era para recibir esas llamadas.

—Buen día, bebé —saludó colocándose los auriculares—. Hoy madrugaste.

—Siempre me levanto temprano, tarado —respondió Enzo al otro lado y su voz arrancó una sonrisa en Emiliano.

—No sé, no sé, a veces sos medio vago —dijo para molestarlo y lo escuchó quejarse mientras masticaba—. ¿Estás desayunando?

—Me hice un mate con unas tostadas, ¿vos en qué andas?

—También tomaba mate, en un rato tengo que ir a entrenar.

—Sí, yo también, encima hace un día más feo hoy.

—Acá también, siempre llueve en Inglaterra.

—Tendré que ir algún día a conocer.

—Si venís te puedo dar un tour.

—Nah, si vos sos mi guía no voy a conocer nada del lugar.

—Che, ¿por qué?

—Porque me vas a entretener con otras cosas...

Su risa se mezcló con la de Enzo, porque sabía que era un poco cierto. Dios, qué ganas tenía de ver a ese pibe. Siempre estar con él lo hacía sentir lleno de energía, todo lo contrario a como estaba ahora.

—¿Estás bien vos? —preguntó Enzo luego de tomar mate—. Tu voz se escucha más ronca... No dormiste bien anoche, ¿no?

En alguna de sus llamadas, Emiliano le había comentado a Enzo que a veces no dormía bien y el pibe agarró la costumbre de preguntarle cada vez que hablaban cómo durmió. Era una boludez, pero le daba ternura que hiciera eso.

—Más o menos, me pongo a maquinar y no duermo más —explicó sin querer dar muchos detalles y Enzo hizo un sonido disconforme.

—¿Muchos quilombos? —preguntó pensativo. A veces tenía ganas de preguntarle a Emi sobre su vida o su relación, pero siempre se detenía.

Fuck you twice | Dibu Martínez x Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora