Si lo dejaba ser

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Sus pies nunca se habían movido tan rápido en su vida. Ni siquiera se fijó si alguien les prestaba atención, él sólo podía ver a Enzo y como ese omega parecía hacerse más chiquito a medida que se acercaba, como si quisiera desaparecer de ese lugar. Podía percibir su olor nervioso, con cierto matiz de miedo y casi tembloroso. Los labios de Enzo se abrieron pero no formaron ninguna sonrisa.

—Emi... —masculló apenas el alfa llegó frente a él y extendió una mano hacia él.

No podía escapar más de esa situación. Un poco le molestaba saber que su alfa fue a buscarlo en su impaciencia, pero eventualmente iban a hablar, sólo que no sabía si estaba listo. Le aterraba la reacción de éste, sobre todo cuando notó que Emi pareció darse cuenta de algo.

El arquero atrapó esa mano en el aire y la apretó sin dejar de ver a Enzo. No fue capaz de decir nada, sólo miró a su omega y se perdió en él. Apretó esa palma entre sus dedos y se la acercó al rostro. Emiliano llevó su nariz al interior de la muñeca de Enzo para percibir su esencia y ahí sintió de nuevo ese olor dulce que le erizó la piel por completo y le paró el corazón. No dudó en tirar a Enzo contra él, rodeó su cintura con un brazo y hundió el rostro en el cuello de su omega. Cada centímetro de su ser vibró al reconocerse en el aroma de Enzo, cosa que le fascinó, pero también había una fragancia tenue, dulce y hermosa, que le llenó el alma de calidez.

—Enzo... —masculló contra la piel de su omega y éste hizo un sonido ahogado producto de la ansiedad del momento, porque seguía expectante por lo que estaba pasando.

Los dos se miraron a los ojos y no fueron necesarias las palabras. Emiliano lo sabía y a Enzo le brillaron los ojos de una forma que sólo confirmó lo que estaba pasando. No percibió ningún sentimiento hostil en el aroma de su alfa, sino todo lo contrario, pero aun así Enzo pensó que debía explicarle qué había pasado y hablar con él, aunque las palabras no le salían.

Le relajó que Emiliano le sonriera y no esperó que su alfa se acercara a besarlo. No sabía cuánto necesitaba ese mimo hasta que lo obtuvo. Lo extrañaba horrores desde el celo y había temido que su alfa se enojara cuando le comentara la noticia pero cada uno de los movimientos de Emi, su aroma y sus toques sólo lo hicieron sentir más enamorado y feliz porque ese hombre finalmente fuera suyo.

Varios de los compañeros de Enzo, quienes salían del entrenamiento al igual que él, vieron esa escena con gran impacto. Joao sintió que era capaz de derramar lágrimas de felicidad por su amigo, pero también quería soltar carcajadas al ver la cara de Kai.

—So they weren't like brothers —escuchó en la voz del alemán y luego le siguió una carcajada de Joao

—You are very cute Kai but you have no intuition.

A Enzo le chupó un huevo todo lo que no fuera Emiliano en ese momento. Se colgó de los hombros de su arquero y disfrutó de cómo le comió la boca con tanto amor, pero tuvo que separarse aunque no quisiera.

—Hablemos en casa —murmuró sobre la boca de Emi, ¿cuándo la respiración empezó a pesarle?

Emiliano asintió y lo soltó, pero le costó hacerlo. Quería tener a Enzo pegado a su cuerpo más que nunca. Fueron hasta su auto para irse, pero Emiliano no se sintió capaz de arrancar al toque cuando se sentaron.

Se volteó a ver a Enzo, quien le suplicaba en silencio porque hablaran en un lugar más privado, pero él no necesitaba hablar. Sólo quería besarlo de nuevo. Agarró el mentón de su omega para poder probar sus labios y una mano se deslizó por el abdomen de Enzo.

Fue una caricia suave, pero su mano se mantuvo firme ahí y Enzo la acarició. Como si de esa forma ambos pudieran confirmar lo que realmente estaba pasando y eso fue demasiado movilizador.

Fuck you twice | Dibu Martínez x Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora