Fuck you twice | Dibu Martínez x Enzo Fernández

Oscuras necesidades Parte II

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Emiliano abrió los ojos con cuidado y no movió un sólo músculo de su cuerpo, pero alcanzó a ver por la ventana los tenues tonos púrpuras del alba abriéndose paso en la noche. Estaba a punto de amanecer y sólo podía escuchar la respiración rítmica de Enzo, quien dormía aferrado a él como si su vida dependiera de ello.

¿Cuántos días llevaban ahí? Suponía que ya estaban a punto de surcar el tercer día de ese celo intenso. Dios, qué fuerte había sido todo. Emiliano no quería recordar todo lo que sintió cuando oyó el audio de Enzo. Antes de eso, había pensado mucho en lo que pasó y llegó a la conclusión de que por supuesto que no quería perderlo, pero tenía que ser cuidadoso. Aún pensaba que no sería lo mejor para ese pibe meterse con un tipo tan lleno de quilombos como él, pero ya los dos estaban completamente empapados de esa relación y ese amor que los consumía a cada instante. De todas formas, Emiliano sabía que con amor no era suficiente y se la pasó maquinando todos esos días sobre qué hacer, cómo hablar con Enzo y qué hacer con su vida, hasta que ese audio llegó.

Él había salido de bañarse apenas cuando vio la llamada perdida de ese chico que lo volvía loco hacía tanto tiempo y un mal presentimiento le recorrió la piel. Su alfa le reprendió por haberlo dejado y Emiliano sintió culpa nuevamente por eso, pero fue peor aún cuando escuchó ese audio lleno de lamentos, dolor y tristeza. Cada uno de esos sentimientos le invadieron el cuerpo y se transformaron en desesperación.

¿Cómo no estaba con su omega en un momento así? ¿Qué clase de alfa era? ¿Incluso podía llamarse "su alfa" después de haber permitido que una disputa así los distanciara?

No dudó en salir por él, con tormenta o lo que sea, atravesó esa ruta como si volara y tampoco le importó empaparse mientras esperaba que Enzo le abriera.

Pero cuando lo vio...

En ese momento, supo que ese chico se quedaría para siempre tatuado en su piel.

Ya no importaba qué pasara en el futuro con su relación, ver a Enzo en el celo y estar con él solo le recordó lo arruinado que estaba para cualquier persona que no fuese su omega.

Acarició la espalda de Enzo con suavidad cuando sintió que éste se movía en sueños y sonrió al ver cómo lo abrazaba con más fuerza y subía una pierna encima de las suyas. Parecía un gato mimoso aferrándose a él y eso le encantó. Qué hermoso que era, más que nunca, y dejó un beso en su cabeza rapada. Emi pensó si podría convencer a Enzo de dejarse crecer el pelo, porque extrañaba un poco tironearlo cuando cogían.

Respiró profundo mientras cerraba los ojos y pensaba en dormir un poco más. Desde que llegó a la casa de Enzo habían vivido una maratón. Los momentos de descanso o de sueño eran bastante cortos, cosa que lo tenía un poco cansado, pero podía aguantar. Fue interesante ver a ese pendejo en una faceta tan íntima que no conocía y también sintió que conectaban muy bien.

Un poco le preocupaban los momentos en que Enzo se negaba a comer o a tomar cualquier medicación, porque sólo quería coger. No es que Emiliano estuviera inconforme con eso, pero quería que su omega se cuidara y él estaba ahí para logralo. Debería haberse dado cuenta que el celo estaba cerca desde la última vez que se vieron, pero todo se había ido a la mierda demasiado rápido y le dolió pensar en eso. Además, también le había llamado la atención ver a Enzo un poco más agotado en los siguientes partidos del Chelsea, porque por supuesto que él los miraba, y sufría por la forma en que ese equipo no merecían a su bebé. Ya estaba harto de putear al televisor solo como un loco, pero ahí podía abrazar a Enzo y olvidarse de todo.