Capítulo 8

258 27 0
                                    

Jaehyun levantó una ceja.

—¿Algún otro vampiro, supongo? —No pudo evitar curiosear un poco, la comunidad vampírica no era muy grande.

—Pensamos que era algún vampiro recién convertido —Las orejitas se movieron en un gesto nervioso —Pero resulto ser el esclavo de alguien. El pobre chico se enfermó con el vino que le dimos, tardó unos momentos para recomponerse.

Sin poder disimular su interés, Jaehyun preguntó:

—¿Y cómo era?

La joven sirvió varias copas antes de regresar junto al vampiro.

—Era un chico tan alto como yo, cabello rubio rizado, grandes ojos negros y demasiado guapo para caminar sobre este mundo cruel.

El rostro de Jaehyun mudó de color, para ser un vampiro aquello era una verdadera proeza.

—Déjate el cambio —Tiró un billete sobre el mostrador dejando a la felina hablando sola.

Eludiendo a los chicos que bailaban en la pista de baile, llegó hasta la salida que daba al callejón, la oscuridad de la noche calmaría en algo la sensación de sofocarse que tenía. Sin detenerse a pensar en lo infantil de su reacción, tomó el celular que tenía dentro de la chaqueta y llamó a su padre.

—¿Alguna vez has sabido de un humano que no pueda ser liberado por un amo vampiro? —Preguntó sin esperar que el otro hablara.

—Explícate —Exigió el padre.

—Mi puto esclavo sigue siendo mi esclavo —Se atragantó con las palabras —El chico intentó beber sangre diluida en vino y por poco muere.

—Búscalo y tráelo de nuevo a la mansión —La voz del hombre no admitía protestas.

Jaehyun guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta negra, un escalofrío de anticipación recorrió su espalda. Con una mueca trató de convencerse que se debía a la molestia de tener que cargar con el mocoso remilgoso ese. Para tranquilizar su molestia decidió dar la vuelta al edificio para llegar hasta el estacionamiento donde estaba su transporte. Como esperaba, la belleza negra lo esperaba fielmente. Al arrancarla el ronroneo característico de un motor potente perfectamente bien afinado, decidió que era mejor no aplazar lo urgente. Buscaría al chico y lo llevaría a la mansión, Jungwoo podría disfrutar de unas horas más con la cabeza sobre sus hombros.

La velocidad con la que recorría la ciudad era para marear a cualquiera, esquivando un vehículo tras otro llegó hasta el modesto barrio donde vivía su antiguo esclavo. Apenas parquear al lado de la acera y quitarse el casco, sintió cómo el aire estaba viciado. Un mal presentimiento se instaló en su pecho. Sin preocuparse por quitar las llaves del encendido corrió hacía el callejón, buscando llegar por donde
estaba la escalera de incendios.

Al llegar allí notó que había varias macetas estrelladas contra el suelo, las plantas no estaban marchitas, solo esperaba que no fueran las que Taeyong tenía fuera de la ventana de su habitación. De un salto se sostuvo de la estructura de metal de la escalera de incendios, en unos segundos llegó hasta el piso donde estaba el departamento del chico, como temió, las macetas no se encontraban en la repisa de la ventana.

Con cuidado de no hacer ruido entró a través de la ventana quebrada. El olor nauseabundo que despedía un maldito cuando su cuerpo estaba ya totalmente corrompido, saturaba el aire de la pequeña habitación. Sobre la cama estaban las sábanas revueltas, señal clara que hubo lucha. Gracias a su excelente visión que hacía que sus ojos brillaran como los de un felino, descubrió que la vieja alfombra estaba llena de cosas tiradas, era seguro que Taeyong se había defendido como una fiera.

Slave | JaeYong #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora