Capítulo 1

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Londres, Inglaterra

21 de Agosto de 2024

Melody

Y da un último giro y la audiencia aplaude.

Merry lo ha hecho de nuevo señoras y señores.

Su segundo nombre es música, la danza la lleva en la sangre.

Y eso ha sido todo por hoy, nos vemos la próxima semana en otro episodio de:

—Danza y más danza —susurro con entusiasmo al ver terminar mi programa favorito y con el control de la televisión cambio al canal a donde estábamos reproduciendo canciones para ambientar el café.

—No entiendo cómo es que te gustan esos realitys aburridos —alejo mi visión de la televisión y dirijo mi mirada a mi compañera de trabajo, Kelly, sale de un cuartito ya cambiada y lista para irse del trabajo.

—Créeme que es el único reality que me gusta porque...

—Se trata de la danza, si, ya lo sé —chasquea su lengua y después truena sus dedos—. Ya me voy, no entiendo cómo es que soportas trabajar todo el día, si apenas yo aguanto estar en este lugar medio día -me encojo de hombros.

—Ya estoy acostumbrada —para distraerme empiezo a limpiar la barra y acomodar algunas cosas mientras escucho hablar a Kelly de como su vida es un asco ya que tiene que ir a la universidad a hacer unos exámenes.

—Ahora sí, ya me voy —agarra su celular y billetera, pero ante de salir da un suspiro cansado-. Mesa tres Melody, tu estúpido mejor amigo ha llegado.

Después de decir eso Kelly abandona el café y yo solo me dirijo a la mesa con una sonrisa.

—Max, Max, Max, deberíamos de darte ya una credencial de cliente frecuente —bromeo sentándome enfrente del pelirrojo.

—Mel, Mel, Mel, deberían decirte que no eres graciosa —ruedo los ojos con diversión—. Y gracias por preguntar si quiero algo como buena mesera que eres, quiero un capuchino.

Me alejo de él y me dirijo atrás del mostrador, mi mejor amigo me sigue y se sienta en una de las tantas sillas que hay en la barra. Empiezo a hacer el capuchino con mi mejor amigo contándome como ha ido su día, pero luego se calla y vuelve a hablarme:

—Tengo una idea —habla el pelirrojo a mis espaldas.

—Ay no —finjo que me lamento. Max no dice nada así que deduzco que me está levantando el dedo de en medio.

—Encontré una audición.

Me quedo helada en mi lugar, muerdo mi labio inferior y, sin dirigirle ninguna palabra, termino de preparar el capuchino y se lo dejo enfrente de él.

—Es en una de las escuelas más privilegiadas de Londres, si consigues ganar esa audición te darán una beca deportiva que cubre el 100% de la colegiatura —sigue con el tema mientras yo lo veo indecisa, trago saliva al ver que saca un papel rectangular de su bolsillo y lo pone entre nosotros. En el papel dice la dirección, el nombre de la universidad y el día de la audición.

—No creo que...

—Mel, ya han pasado tres años, entiendo tu pánico, pero no debes de depender tu vida a esta cafetería.

—Me siento a gusto aquí —me encojo de hombros—, mi lugar seguro es este lugar.

—Al menos dime qué lo pensarás —me reta con la mirada, ruedo los ojos y asiento lentamente.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora