El hermano de Mauro era una pesadilla, era insoportable y no dejaba de mirarme mal y susurrarle cosas a Mauro en el oído. Molesto me levante y me encerre en el baño, durante toda la cena había fantaseado con que Ignacio entrara por esa puerta a los tiros, que me sacará de acá y me llevará con él, pero era solo eso, una fantasía estúpida que jamás iba a cumplirse, él me dejó y debía vivir con eso y adaptarme. Mauro no me gustaba mucho, me calentaba más que nada pero hasta ahí, iba a usarlo un poco y luego me iría por mi cuenta.
Salí del baño y trate de hacer mi mejor actuación, me senté en las piernas de Mauro y tomé un trago de su copa de vino, dejó de prestarle atención a su hermano y comenzó a mirarme a mí, disimuladamente baje su mano a mí muslo y la aprete.— D: sos magnífico —sonrió dándome un beso en la espalda—
Se armó una jodita en el patio de la casa de Tiago, el trataba de llamar la atención pero no lo lograba, voy a enseñarle como se hace.
Me subí a una mesa y Mauro se puso en frente mío, baile mejor que nunca, todos me gritaban y aplaudían. Al bajarme Mauro me abrazo por la cintura y me besó, confieso que el alcohol hizo que me dejara llevar un poco, deje que meta la mano por adentro de mi vestido.— L: ¿vas a dejar todos me vean? —pregunté— ¿que no era sólo tuyo?
Me agarró a upa y me metió a la casa, me llevo a una especie de estudió y me sento encima del escritorio.
— Tiago: ¡Mauro! —gritó y nos separamos— ¡¿me estas jodiendo?!
— L: toca de acá —dije bajandome del escritorio— ¿o queres ver cómo me coge tu hermanito?
Me pegó un cachetazo y sonreí, ahora todo era en defensa propia.