Los principes

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Alantana subió las escaleras rapidamente a su habitación para evitar que alguien le hiciera preguntas. Dejó al conejito sobre su cama, y fue a su cuarto de baño a lavarse la pequeña herida.

-¡Ooouch! ¿Pero que...- y la herida comenzó a cerrarse magicamente.

La abertura habia desaparecido en segundos, y el dolor con ella. Alantana no comprendió nada. Ese día habían sucedido tantas cosas, y ninguna asimilaba aún. 

En su cama seguia el conejo hecho bola. Lo levantó y lo observo con detenimiento. Parecia mucho más tranquilo.

-¿Y de donde saliste tu, pequeño amiguito? ¿Por que me haz hecho daño, eh?

El conejito agacho la mirada.

-¿Estas arrepentido? No te preocupes, me haz salvado- le dijo con una sonrisa- La verdad no se que diantres ha ocurrido aya afuera, y no quiero pensar en eso. Me da escalofrios ¿Que te parece sí te quedas conmigo como mascota? Yo te alimentaré y cuidaré a cambio de haberme despertado de ese trance tan extraño- espero respuesta- Jaja ¡que va! Si no puedes hablar... 

Llamaron a la puerta y Alantana se giró bruscamente.

-Señorita, me manda decir Friedrich que baje inmediatamente porque los principes la estan esperando en el comedor.

-Disculpese por mi y diga que me siento mal- no tenía ganas aún de ver a nadie.

-Su padre ha dicho que es imposible que se niegue. Así que por favor, salga de ahí. Ruego por que no haya ensuciado su vestido, tengo entendido que salio del palacio- indicó detrás de la puerta.

-Sí, sí. Esta bien mi vestido.

-Esta bien, ahora salga por favor princesa. No esta nada bien lo que hizó aya afuera y menos lo estará la situación sí no baja ahora.

-Bolita, quedate aquí por favor. Ya vuelvo, es necesario que baje- le susurró al conejo -a veces quisiera ser una chica normal.

Y salió, cerrando la puerta.

Alantana trataba de no hacer ruido para que no la oyeran llegar, pero era imposible que no notaran futuramente su llegada con Damiana y sus zapatos tras ella.

Al llegar al comedor todas las miradas se dirigieron rapidamente hacia ella. El rey trató de llamar nuevamente la atención de los principes y guardias. 

-Entonces me decía, principe Achille, que su padre lo ha intuido desde pequeño a la cacería ¿verdad? ¿Su colección es grande?

-Exactamente, rey Antonio, a mí padre le dio por hacer una habitación por separado a la suya para colocar los cientos de animales y pieles que yo mismo he dado a la caza. Soy el mejor en todo el reino, después de mi padre, claro- El chico que acababa de hablar era de estatura media y cabello castaño, un castaño muy claro. Nariz afilada, y ojos azules. 

Alantana tomó asiento rapidamente en la silla que yacía vacía a lado de el rey.

Su padre la piso quedamente por debajo de la mesa. Sabía lo que quería decir.

-Ah, yo... Primeramente tengan todos ustedes una buena noche- se levantó de su silla y los demás también lo hicieron- Sean bienvenidos a mi reino, y a este, mi humilde palacio donde resido con mi padre. He de disculparme por mi extraño comportamiento de hace un rato. Me excuso diciendo que no me sentia bien, y estaba deseperada por un descanso. Pero ya estoy aquí, y me encuentro mejor. Gracias por venir a visitarnos, y espero disfruten su estancia- y con eso dio por terminada la conversación y se sentó a cenar para no volver a hablar en toda la noche mientras los principes conversaban con su padre.

Sabía que el rey Antonio no la regañaría frente a los invitados. Así que por el momento no se preocupaba. 

Cuando todos terminaron, los principes y sus respectivos acompañantes fueron dirigidos por los sirvientes a las que serían sus habitaciones por un par de noches.

Por lo menos, por unas horas, Alantana podría descansar. Dio un beso rapido a su papá y escapo de ahí antes de que decidierá hablar con ella.

Al llegar espero ver al conejito en su cama, pero no estaba. Lo busco bajo de la misma y en los rincones de su habitación, pero no lo encontró.

Agustiada se fue a dormir, pensando con la esperanza de desaparecer estando en su cama como lo hizo la caja y el conejo.

Amaneció, y tras "despabilarse" Alantana se arregló y bajo a buscar a Friedrich para que le indicará lo que tenian planeado hacer ese día con los principes.

-Buenos días princesa. Primeramente esta planeado ir al pueblo, para que los principes puedan conocerlo, pues todos lo desconocen. Despues, iremos a dar paseos por algunas partes del territorio. No sé exactamente cuanto tiempo duremos haciendo los recorridos.

-Muchas gracias Friedrich ¿Sabes si ya sirvieron el desayuno?

-Aún no mi alteza, en eso están ahora mismo, por si quiere dirigirse de una vez hasta ahí.

-Sí, eso haré.

Afortunadamente, para la princesa, aun no había nadie en el comedor. Pidió a los sirvientes que le sirvieran el desayuno, y comenzó a comer, pues no quería esperar a los demás.

Después de unos minutos, oyó el murmuro de los que seguramente eran los principes acercandose, así que rapidamente engulló todo, y salió disparada por otra puerta.

No estaba lista para escoger a uno de ellos. Nisiquiera quería conocerlos. Pero debía hacerlo y aclarar el asunto, pues había escogido apresuradamente al que le parecía mas simpatico.

Debía disimular su comportamiento frente a ellos, pero si podía, trataría de evitar estar en el mismo lugar. 

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Hola a todos! :D muchas gracias por leerme n.n

Me disculpo por no publicar antes, pero enserio no podía como dije anteriormente.

Este capitulo lo acabo de escribir, cayendome de sueño porque no quiero quedarles mal :3

Me gustaría que comentaran mas, pues aqui dice que varias personas leen, pero ni rastro de vida de ellas :/ a nosotros los autores, nos toma mucho tiempo concretar una idea y escribirla correctamente, y a ustedes no mas de unos segundos votar la historia o comentarla :c. Muchas gracias por su compresión (:

nos vemos pronto n.n beso :*

La chica color de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora