La primera vez en el pueblo

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Alantana habia estado buscando por los pasillos a la liebre que habia recogido el dia anterior. Por un momento penso que Capulin pudo entrar a su habitacion mientras ella no estaba, y lo habia asustado haciendo que huyera. Pues Capulin no solia ser agresivo con los otros animales.

Despues de tanto caminar, se topo con Damiana, quien le dijo que llevaba minutos buscandola pues todos habian terminado de desayunar ya, y estaban listos para dar su paseo por el pueblo.

-Damiana ¿te quedaras aqui?

-Si, mi princesa ¿por que?

-Es que el dia de ayer traje un conejo a mi habitacion, pero por la noche ya no estaba. Y he estado buscandolo, me preocupa que pase hambre por estar escondido. Y tambien me preocupa que se pierda- apunto la chica.

-¿Como que ha traido un animal silvestre al palacio? ¡Senorita! ¡Esos animales son agresivos, sin mencionar que pueden contagiar enfermedades!

-Pero el no lo es. Es muy calmado y sumiso. Ademas, esta muy limpio.

-A usted no puede constarle eso ¿Y que quiere que haga con el? ¿Que lo encuentre, alimente y cuide?-dijo con sarcasmo -Lo siento senorita, pero tengo cosas mas importantes por hacer.

-Eso es importante para mi, mucho mas que tener ordenado mi guardaropa o preparar mis masajes. Pero no puedo hacer nada supongo. De cualquier forma muchas gracias Damiana, me retiro pues- contesto friamente Alantana ¿Acaso no sabia la sirvienta que un ser vivo tiene mas valor que unos simples arreglos personales?

Ella preferia no tomar esos caprichos para su cuerpo a cambio de encontrar al conejo. Si por ella fuera, pondria a toda la servidumbre a buscar por todas partes a su bola de pelos, pero sabia que en algo tenia razon Damiana, ellos ya tenian los deberes indicados por hacer, hasta por dias adelantados.

Se marcho de la presencia de Damiana, llendo a buscar a Friedrich para que le indicara que hacer ahora.

Le dijo que irian cinco carruajes distintos, uno para cada principe, y otro para ella. En esta ocasion el rey no podria acompanarlos, iria solo Friedrich con ella.

Salio con la fila de principes tras ella, quienes le dieron los buenos dias, a lo que ella contesto cortesmente, no mas.

Cada quien subio a los carruajes, y Alantana antes de partir llamo Capulin para que subiera con ella y Friedrich.

Iban andando y como siempre, Friedrich haciendo uso de su excesiva cordialidad y seriedad.

Eso generalmente le causaba gracia a la princesa, pero esta ocasion no, pues se sentia en otra parte y no se podia concentrar.

Estaba primeramente el asunto del ser que habia visto el dia anterior, algo que no reconocio y no terminaba de comprender. Despues el que el conejo habia escapado, ella ya se habia ilusionado pensado en tenerlo como mascota. Y tambien el tener que decidirse por uno de los principes. Todo era un alboroto en su cabeza. Decidio olvidar por un rato eso, pues esta era la primera vez que visitaba el pueblo y deberia estar emocionada.

-Friedrich ¿Donde esta Boj?- apenas se habia dado cuenta de su ausencia.

-Se ha quedando a terminar con algo personal en el castillo con aprobacion de su padre. Pero nos alcanzara en un rato, mi princesa.

Cuando sintio dejar de bajar la colina, Alantana supuso que estaban mas cerca del pueblo. Asomo su cabeza por la ventana del carruaje, y una enorme sonrisa se dibujo en su rostro.

-¡Mira Friedrich, mira Capulin! ¡Estamos llegando! -grito con emocion.

Capu se limito a ondear la cola ante la felicidad de su ama.

La chica color de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora